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lunes, 24 de abril de 2017

MUCHO PEOR







Últimamente rueda este video en las redes sociales, una persona cazadora de un club cinegético de una población catalana, apuñalando a una jabalina embarazada, mientras los perros -que esa misma persona torturó durante años para conseguir que fueran buenos inmovilizando "presas"-, la sujetan a dentelladas. Otra vulgar ejecución, la historia de la gente cobarde que en grupo violan a una hembra, la historia de la gentuza mezquina que inmovilizan a una persona mientras otra la apuñala repetidas veces, sucede a menudo en los barrios marginales, y entre las mafias de la droga que tantos beneficios ofrecen a las economías nacionales. Esta ejecución probablemente reporta mala fama, y habrá llevado las manos a la cabeza a miles de apasionadas de la caza, como sin duda haría si viviera al bueno de Delibes (persona asesina con dotes para la literatura, como muchas otras artistas... pero asesina). Las aficionadas a fusilar judias o a ejecutar toros en plaza y otras gentes de ley, critican dicho chapucero comportamiento por no ajustarse a los principios de honor, ética, paridad de duelo, astucia y otras tonterías que se supone lleva consigo la noble tradición de cazar.

Llegado a este punto, ya cabe decirlo: las cazadoras son sacos de mierda, escoria que las leyes no permiten erradicar del tejido social, obligándonos a verlas deambular entre la gente normal, libres, e incluso escuchar a veces en espacios públicos. Unas mierdas ecoterroristas que asesinan de mil modos, disfrutan sacando intestinos ajenos, decapitando y castrando los cadáveres, porque descargan ahí sus frustraciones, su naturaleza tóxica y quien sabe qué basura más. La gente cazadora, perteneciente a una banda armada ecoterrorista, cromañonas del siglo XXI, incapaces de pasar el domingo paseando el prado o un parque urbano, como toda hija de vecina, no vacilan en usar a quienes las denigran con el arma preferida del fascismo: las leyes. Esto es legal, por lo tanto es bueno. Con ese tarareo vienen esclavizando el sentido común y la libertad, los ya 80 años que llevamos de franquismo en el estado español.



https://www.facebook.com/sibylle.mesaros/videos/1001662956631946/
 
 
Pero lo que mucha gente normal no sabe es que la caza es peor, mucho peor de lo que vemos. Lo que no se ve en la caza es similar a lo que esconden los mataderos y las granjas de cría y engorde, porque el trato a los animales no humanos, las torturas que les infringen, las exclavitudes a las que las someten, los asesinatos impunes, no tienen más que una regulación ambigua, y en última instancia su rigor a la hora de aplicarse queda en manos de la mera perspectiva de quienes poseen a dichos animales. Cuando los ojos ni las cámaras apuntan, la mierda actúa a pleno rendimiento, y golpea muy duro. Lo que gentuza enferma y psicópata hacen con los animales no humanos con o sin el beneplácito de la jurisprudencia supera con creces todos los infiernos que el ser humano imaginó en sus ficciones artísticas o religiosas. La generosidad de la naturaleza es tan desproporcionada e ilimitada como, en una linea de acción inversamente proporcional, lo es la crueldad de la escoria del humanismo, la gente cazadora.

Zorros vivos con los globos oculares enucleados, ciervos con patas rotas deambulando durante días, desangrándose lentamente por una bala en mal sitio pero no mortal. Cachorros de madres ejecutadas, que mueren lentísimamente de hambre en sus madrigueras, esperando la imposible vuelta de mamá. Cepos y lazos que dejan morir durante días a los animales atrapados. Animales eviscerados y despellejados vivos porque la piel se desprende mejor. Galgos ahorcados con una longitud de cuerda que les asfixia durante días hasta la muerte. Galgos abandonados en el monte con palos atados en la boca, para evitar que se alimenten. Perros vivos arrojados a pozos. Camadas enteras de perros reventadas en bolsas contra un muro. Jabalíes con colapsos cardíacos, espasmódicos agonizando entre los arbustos. Animales que deambulan el bosque desangrándose con partes de su cuerpo arrancados a perdigonazos. Juegos crueles y sádicos de cazadoras con animales moribundos. Castraciones y mutilaciones de trofeos aún vivos para hacerse fotos ridículas con ellos. Ejecuciones de animales para nada, sin recuperar la presa, por el placer de matar. Animales atropellados y dejados paralíticos en una muerte lenta por los automóviles de las cuadrillas. Asesinatos de las madres a ojos de las crías, previo al disparo en la cabeza de ella o a su secuestro y encierro de por vida. Aborto y ejecución de los fetos de madres asesinadas en batidas. Bebés golpeados con barras de hierro y desollados aún vivos. Trata de camadas para venta y comercio local y extranjero. Redes con pájaros con miembros dislocados o desnucados. Animales cegados por tiros o flechas erradas. Niñas humanas corrompidas por cazadoras que las obligan con chantajes a codificar los asesinatos y a cometerlos. Animales cuarteados vivos, y ridiculizados en escenografías post mortem... Muchas son las vulneraciones, muchas las infamias, y muchas más las que no conocemos ni conoceremos, porque los animales no humanos son cosas para la gentuza que se dedica a la caza.

La caza es mucho mucho peor que lo que conocemos por cazar, no hay nada telúrico o elevado, es una sangrienta orgía de estupidez y muerte que debe abolirse cuanto antes, porque degrada a la sociedad al nivel de esas mugrientas protohumanas, con una licencia para ejecutar expedida por leyes protohumanas, y porque la vida de los animales, de cualquier animal en la mira telescópica, es mucho más valiosa que la de sus asesinas.




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