PEQUEÑECES

                                                         

    Girarte tras de tí en el bosque justo cuando pasa un ciervo, antes de verlo desaparecer corriendo en la espesura. Que te llueva cuando tu cuerpo necesita ser llovido. Cocinar una receta sin seguir cantidades ni ingredientes y que resulte un exquisito plato. Ver que el pájaro que cuidaste y liberaste vuelve a tu alféizar. Que al sacar de la tierra una remolacha con pequeño follaje, descubra un gran tubérculo. Disfrutar un color de flor sabiendo con travesura que no la vas a decapitar. Sentir la fuerza de un electrodoméstico fabricado hace 30 años. Ser feliz por nada, o sea, por todo. Una sonrisa cómplice. Un beso. Encontrar por casualidad un trocito de chocolate olvidado en un bolsillo.  Que se haya muerto tu antigua profesora de matemáticas. No jugar a la lotería y no ganar. El aroma de pan recién hecho al pasar por la calle. Luchar por la liberación animal.

    Tener papel y lápiz a mano cuando viene al corazón un buen verso. Haber dormido bien. Conocer a alguien que valga la pena conocer. Que llueva en domingo. Que paguen las culpables. Que recuerdes una fecha la cual alguien amada aprecia que recuerdes. Que amanezca. Encontrar a la primera la canción que buscabas entre miles. Que la pelicula acabe bien. Que la pelicula acabe mal. Que diga que sí quien deseabas que lo hiciera. Que haya setas. Que dios siga sin existir y ello nos obligue a ser mejores sin recurrir a oraciones. Volver a un lugar y que se mantenga exactamente igual a como lo recuerdas. Hallar lo que no buscabas. Que callar dé sus frutos. Que hablar dé sus frutos. Descubrir que cuando las víctimas se unen, las verdugas tiemblan.

    Ver la cola de la hoza. Esforzarse más en algo sin cagarse los calzones en el intento. Asumir el reto de acabar con el infantilismo social sin matar por ello a la niña. Sobrevivir al fracaso. Sobrevivir al éxito. No tener nada mejor que hacer que alimentar moscas. Confirmar que hay una segunda nidada de gorriones en el alféizar. Lograr tratar a la muerte de tú y de usted. Conseguir que los derechos sean izquierdos. Adecuar la revolución para que esté al alcance de cada bolsillo vacío. Presentarme candidata a tus pesadillas y que no me avales con tu firma. Que la vida sea improvisar, y que vivamos. Que la América cobriza reconquiste el continente colonizado. Que la gente sin ideas no la sustituya con opiniones. Que la flor no sea amenazada por la excavadora. Que se encuentre a las niñas perdidas. Que transcurra un día sin dramática y horrografía. Ver a los vencejos coqueteando con anidar en los aleros de mi casa.

    Que no sea sea verdad que los gatos no van al cielo y las humanas sí. Que sepamos hacer lo que nos pidió ET y ser buenas. Llegar a aprender el ritmo de los elefantes. Que calle quien no hace. Que se trove el cantar de los primates. Que los contenedores abastecezcan a mucha gente. Conseguir que los celos no muerdan tan absurdamente. Que los gatos no tengan tres pies. Que haya más dias y no hayan longanizas. Poder llegar a rascarse en ese punto de la espalda donde no se llega. Estornudar sin esperar demasiado. Mear largamente después de esperar demasiado. Que la vecina no nos moje la ropa tendida.

    Que no nos siente mal el atracón. Que no nos asuste el ayuno. Que la vieja se nos muera en beneficio de la niña que nos nazca. Que todas las niñas coman. Que todas las niñas coman. Que se ponga de moda la belleza interior. Que la policía no cumpla tanto las órdenes. Que la policía no exista. Que las armas se licuen. Que te quede justo la harina que necesitabas para el pastel. Que vuelva la luz.

    Que los análisis de quien amamos salgan perfectos. Que el huerto crezca. Que alguien nos admire sin avergonzarnos diciéndonoslo. Que los semáforos coincidan a nuestro favor. Que los pronósticos no se cumplan. Amar y ser amada. Amar y no ser correspondida. Odiar sin devastarse. Conseguir recuperar los datos tan importantes del ordenador. Escuchar la palabra adecuada en el momento adecuado. Restaurar la improbable fe en el ser humano. Salvar vidas. Envejecer sintiendo que queda todo por aprender. Sentir caer al suelo todos los malos aprendizajes que heredamos. Que suspire de amor por tí la persona no humana a quien salvaste de un infierno. Saber que vamos por el camino correcto. Perderse en el bosque un día caluroso. Confirmar que la senda de la renuncia no es incómoda. Perder algo valioso en la calle y encontrarlo después. Extraviar prejuícios y no encontrarlos jamás. Beber agua cuando tienes mucha sed. Comer cuando quieres comer. Dormir cuando quieres dormir. Que suceda lo que no temías. Que no temas a lo que no sucederá. Que el miedo sea más pequeño que tus ganas de vencerlo. Dar con humildad y recibir sin deuda. No esperar ningún regalo para que cualquier cosa nos parezca maravillosa. Que al ganar la carrera sepas por quién. Que al perder la carrera sepas por qué.

    Nada es despreciable, todo es excepcional. Vivir es una excepción en la absolutidad de la muerte. Pequeñeces como estas y muchas otras basadas en la sencillez de los encuentros y los desaciertos, en dosis elevadas de buena suerte, son las que conforman la vida, mucho más que un vulgar título o un reconocimiento social.

    La vida sucede mientras estamos ocupadas en quejarnos y en desoir las quejas de las esclavas y las matadas. Las pequeñeces de respirar profundo, caminar, nutrirnos y prolongar esos placeres durante una larga vida, nos parecen ridículas, sin preguntarnos cuántas personas de tantas especies no pueden hacerlo, aunque quisieran.

    Pequeñeces como vivir dejando vivir, amar dejando amar, abriéndole los brazos de par en par a la duda, nos colocan en el lugar exacto donde deberíamos cotidianamente estar, donde estuvímos ya, en el instante de nuestro propio parto, en la primera luz, cuando llegamos desnudas al mundo y adquirímos todo a nuestro alcance. Sin poseer nada en realidad, salvo lo importante.