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martes, 26 de abril de 2016

YO, VÍCTIMA



    Yo, víctima. Te acuso, ser humano.

    Yo, militante, negra, vaca, judía, gallina, gitana, pavo, perro, árabe, niña, yo gato, yo homosexual, yo lesbiana, mujer, tortuga, anarquista, ciempiés, cordero, fusilada, enterrada en cal, incinerada, gaseada, ejecutada con fósforo blanco, degollada, alambrada por espinas, aturdida, desollada, encarcelada. Encarcelada yo te acuso, desde el fondo del fondo de la cárcel que decidíste mía, te señalo, con todas mis lágrimas y mis agonías, con mis desuñaciones y mis tendones rotos y mis desdentaciones, con mis articulaciones hechas pulpa, desde mi tumba de nadas, desde mi ignominia, desde el detrito de tu audacia, desde la infamia de tu acto te acuso, depredadora humana. Desde lo más medular de tu desprecio, desde lo más inerte de tu corazón nacido muerto, desde el inalcanzable vómito, te acuso.

    Te acuso de gula, de vanidad, de pereza, de avaricia, de soberbia. Te acuso de fascismo, y señalo tu estirpe empozoñada al macho genocida que te habita, a la falta de escrúpulos que llamas sociedad, al océano de sangre que denominas civilización. Te acuso de robar mi cuerpo, mi vida, mi libertad, mis sentimientos, mis emociones, mis fluídos, mis pensamientos, mis deseos, mis delirios, mis esperanzas, mis fantasías, mis necesidades, mis todo. Te acuso del mayor delito de hurto que supone robarle todo a alguien. Te acuso desde la historia de mi desgracia, desde la mirada retrospectiva y los escombros de mi ruina y mi siquiera existencia.


    No voy a pedirte piedad, ni conmiseración, ni justícia, porque ensordeciste a esas palabras. Sólo voy a morir señalándote, con mi esqueleto apuntándote, con mis coágulos apuntándote. Te acuso, bestia humana, de todos tus crímenes sabiendo que jamás podras redimirlos, sabiendo que jamás podras lavar tanta sangre, ni cauterizar tantas llagas, ni disimular tantas cicatrices. Te acuso con mis puses y mis recosidos, con mis fracturas y mis insultos, con mis amputaciones y mis soledades, con mis puntos de sutura y desutura, con mis remiendos y mis pezones ulcerados, con mi cuerpo gusaneado por el olvido, con toda mi baba y todo mi odio y toda mi desesperación y mi rabia, con todas las muertes de mis muertes te señalo, con la pureza de mi dolor sólo mío, te acuso, depredadora humana.

    Yo, víctima, vilipendiada y ultrajada, violada hasta la evisceración, reventada en mí misma y en todas mis genealogías desde hace milenios, discriminada por pensar, por rebelarme, por besar, por amar, por disidir, por contestar, por hablar, por callar, por pesar, por hacer, por deshacer, por avanzar, por negarme, por gritar, por decir la verdad, por alzarme desafiante desde mis cenizas, por ser, por estar.
    Yo, víctima, marginada por tu fuerza bruta, entre el suelo y la suela, entre los labios del fusíl y el paredón, entre el decreto ley y el desahucio, entre el contrato basura y el hambre, entre la pinza de aturdir y la nada, entre el taser y la calzada, entre la pira y el fuego, entre el insulto y la blasfemia, entre el hormigón y el desnucamiento, entre lo horrendo y lo terrible, te acuso.

    En mi acusación hay despedidas, y despedida soñaré que vivo. Soñaré que beso a mi compañera con lengua desesperada y dulce en una plaza pública, soñaré que amo y soy amada con el único reglamento del mutuo acuerdo, soñaré que vivo y soy vivida, soñaré que grito sin ceños fruncidos. Soñaré que corro por el prado y me revuelco golosa en el barro, soñaré que me peino con viento y me lavo con lluvia, soñaré que rozo árboles donde me hirió hormigón, soñaré que me expreso sin cuarteles, soñaré que respiro sin sótanos, soñaré que paro mis hijas para la vida, soñaré que no soy agujereada. Soñaré que mi sangre inunda mi cuerpo y no las alcantarillas. Soñaré que me muero de vieja felicidad y no de joven odio. Soñaré que la especie del dolor se acaba y que la luz es sólo luz sin explosiones, que el ruido es tormenta y no disparo, que la mano acarícia sin cuchillo, que puedo enroscarme y seguir soñando sin morir en el intento.

    Yo, víctima, te acuso, desde la prehistoria del crímen y su contemporaneidad. Somos trillones y el hedor de la descomposición resulta excesivo, somos trillones y nos estamos incorporando como una masa colosal desde los extenuados muñones, somos trillones y vamos a detener a la máquina que mimas, inmunda depredadora. Trabaremos los engranajes con nuestros cuerpos podridos, no podrás con tanta carne magullada, no podrás con tantos hematomas, no podrás con tanto aullido. Muriendo mugiremos para que haya vida tras de nosotras, para que nuestro sufrimiento haya servido de algo. Ladraremos, chillaremos en todos los idiomas de las víctimas, y en especial aullaremos en mudo, el idioma universal de las víctimas. Yo, víctima, nosotras, víctimas, nos hemos reunido para destruirte.
   









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