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lunes, 25 de abril de 2016

SALVAR PARA SALVARNOS



    No es lo mismo morirse de hambre que ser asesinada de ella por un gobierno. Hay diferencia, unas se mueren de cáncer, y otras son asesinadas por bancos o por el patriarcado. No es lo mismo, pero para el cuerpo dolorido por la inanición o los golpes, sí lo es. No importa si una no humana es rescatada de una jaula por medios legales o por acción directa, porque la víctima recibirá igual dicho acto: con alegría, dicha, y alivio.

    Pese a todo, Dayko ha fallecido, Dayko ha muerto, Dayko es un héroe. Ha cruzado el Arco iris donde van los animalitos cuando mueren. Velitas y honores para Dayko... Siento profunda vergüenza al leer esas cosas de personas pretendidamente animalistas, porque se perpetua la idea de que el perro "perteneciente" a la Brigada de Bomberos de Ibarra, en Ecuador -el cual reventó de extenuación tras salvar a siete humanas de los efectos del terremoto en dicho país-, realizó su gesta por honor, altruismo o lo que quieran inventarse las explotadoras.

    Durante una semana Dayko fue explotado hasta que lo asesinaron de ello, hasta que no pudo más y colapsó. Si hubiera aguantado, lo hubieran explotado hasta que hubiera salvado a ocho, a diez, a cien, porque ese era su cometido y sin él, se pudriría de sarnas y parásitos, de hambre y de asco y de odio, que son las causas más habituales de muerte para estos cánidos "sin hogar". Murió como mueren los perros obligados a pelear: hasta darlo todo, hasta el destripado, hasta que revientan, sometidas a la ceguera de la ambición o la propia estupidez humana. Lo alentaron a seguir "ánimo chaval, tú puedes", y de tanto alentarlo lo desalentaron. El siguiente perro ya lo está sustituyendo. Sus asesinas llorarán, sus rescatadas se tatuaran su nombre en el culo, pero nadie cuestionará por qué murió Dayko. Dayko murió porque somos unas nazis con las no humanas. Simplemente. Unas auténticas hijasdeputa de la peor calaña. A Dayko se les "olvidó" hiperhidratarlo por el gran esfuerzo que estuvo obligado a realizar por su infinita bondad y su corazón descomunal, que nos degrada como especie digna. No lo dejaron descansar, e ignoraron sus síncopes y sus señales de agotamiento. Dayko fue asesinado, quemado como una herramienta mal usada, tratado como una herramienta.

    Después de la necesidad primaria de salvarnos (supervivencia), tenemos cierta tendencia a salvar. Se salva a una niña con un caramelo, a una pobre con una limosna, a un perro adoptándolo... No son exactamente soluciones (el azúcar daña los organismos, la limosna no es justícia sino piedad, y la sobrepoblación de perros abandonados es culpa de la falta de interés de las administraciones), pero mantienen intacta la necesidad de apaciguar las conciencias, luchando contra el gran mal de la humanidad: la indiferencia. De ingenuidad sería pecar, si pensaramos que todas las personas humanas poseen dicha cualidad inmaterial tan humanista como es la compasión (ponerse en la piel de quien sufre), pero el numero de quienes la poseen, es realmente elevado, pudiendo hablar de una mayoría, que incluye todos los poderes adquisitivos, nacionalidades, colores de piel, tendencias sexuales, estado de salud o biografías, porque no depende de nuestras circunstancias, sino de cada una de nosotras. Y salvar es un acto de altruismo. Cuando la sociedad nos quiere egoistas, el altruismo es rebeldía.

    Somos herederas del humanismo de Da Vinci, pero también de la necedad de Hitler, y alternamos el cuidado y el desprecio con una bipolaridad letal que siempre suelen pagar otras. Sin más motivo que aquella rutina con la que nosotras mismas los seguimos, inculcamos en la infancia los patrones de consumo y desprecio que repetirán durante sus vidas. Es por eso que cuando me cruzo con algun perro con su cuidadora por la calle saludo al perro y le miro con la dulzura infinita sólo digna para las no humanas. Le estoy saludando la vida desde mi vida, sí, pero también le estoy pidiendo perdón por los golpes o desprecios que quizás recibió por ser perro y no satisfacer a su cuidadora, le pido perdón porque lo asesinarán cuando sea demasiado viejo, demasiado descarado, demasiado molesto, cuando de "miembro de la familia", pase a ser “el perro”. Cuando su tratamiento sea demasiado caro y se desgaje la diferencia entre el amor y el afecto.

    Hay que salvar, siempre, a cada momento, pero con todos los límites que impone la propia ética que mueve al salvamento: la del respeto. Dayko fue asesinado de ineptitud y porque seguimos construyendo nuestras sociedades en la explotación jerárquica contra las no humanas.





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