Seguidores

sábado, 26 de marzo de 2016

DESCRÉDITO DE EUROPA





    Bienvenida a Imbecilandia, aún habiendo invadido todos los territorios de la Unión Europea con cultivos, urbanizaciones, vallados, alambradas, factorías y producción de energia o complejos lúdicos, no son ni de lejos suficientes para abastecer la caprichosa ingente gula de Europa, la gran canibal. La vieja canibal. La vieja Europa ingurgita y regurgita tierras y vidas mientras se tumba plácida a hacer la digestión.

    Cada botella de cacacola, al margen de la cuestión corporativista  necesita para hacerse nueve litros de agua, que son los que va a adolecer la población local de las plantas productoras/embotelladoras. Un agua que no beberán en el tiempo que no tienen porque trabajan por sueldos injustos en condiciones injustas. Cada hamburguesa de bóvidos cuesta 3000 litros de agua, desertización de tierras ajenas, ejecución de tribus originales, devastación de suelos y subsuelos con fines energeticos para transportarla hasta la boca de las imbéciles éticas que las consumen.  Y en ese orden, todos los productos de consumo que llegan a las casas, neveras y anaqueles, desde estúpidas ropas que pretenden satisfacer la vanidad y no adaptar nuestra temperatura a la del entorno, hasta el mundo costosísimo de la gastronomía, convenientemente rebautizado como el pan nuestro de cada día. Sea vegano, carnista, antropófago o crudívoro.

    Las imbéciles éticas, habitantes de Imbecilandia, prefieren no saber, como las alemanas preferían bailar los agradables ritmos económicos del regimen nazi, mientras mandaban a sus hijas al matadero, alegando que a la gloria. Del mismo modo las imbéciles éticas de Imbecilandia mandan a sus hijas a un sistema de consumo feroz, insostenible para el planeta y letal a cada minuto, para el resto del mundo que sufre nuestro estilo de vida.

    Los atentados de Bruselas y Paris son lógicos, y habrán más, y las guerras del agua y la comida nos pondrán bombas debajo del culo cuando las miserables y desesperadas se harten definitivamente de destrozarse entre sí y decidan combatir el destino que les prescribimos de servitud y muerte, metiendo nuestros hediondas narices en sus asuntos. Y lo harán allá donde es generado, en Imbecilandia. Que te quede claro, no podrás matarlas a todas, no son tontas, cada vez son más y peor tratadas, y han comprendido que no va a haber sitio aquí para todas. Las migraciones económicas no solucionan el problema de la injusticia generado por el colonialismo blanco europeo. Si destruyes un país, asume sus consecuencias.

    Te estoy oyendo pensar, crees que nuestro modelo de desarrollo es lo que va a salvar a los países expoliados, el patriarcado capitalista lo lleva repitiendo hace cientos de años y lo has codificado como una verdad, como la misión evangelizadora a base de decapitaciones de las conquistadoras, que subyugan el mundo con sus sangrientas colonias. Como las expectativas de abundancia de los organismos genéticamente modificados, como la absurda revolución verde agrícola o las grandes estructuras de generación de energia y la sobreexplotación de los acuíferos. Te has tragado todo eso y cualquier voz en contra, traspasa tu cerebro sin tocarlo.

    No hemos sido capaces de algo tan básico como acoger a las víctimas de la guerra que permitimos y armamos para poder tener derroche y miedo. Sin siquiera sombra de dignidad o compasión, hemos decidido definitivamente tomar la senda de la falta de escrúpulos, seguimos la doble moral de las iglesias y las señoras feudales que gozaban la música en sus castillos para no escuchar los gritos de las siervas de la gleba pudriéndose de enfermedades, odio, asco y hambre. No hace falta que seas mala persona, basta con que consumas para destruir el mundo. Las buenas personas tambien matan.

    La nueva esvástica son los miles de logos de las corporaciones. Cuando compras unos zapatos, sus cordones estrangulan a una niña que los cose diez mil kilómetros allá, cuando compras un móbil, violas a cientos de mujeres y niñas que cada mes son vulneradas en el Congo por soldadas que controlan los territorios de extracción de coltaán. A la esclava marroquí del tomate le importa una mierda que tu grupo musical preferido venga el año que viene a tu ciudad, ella quiere sobrevivir a tus ganas de tomates baratos. El ocio es dinero, mucho dinero, de gente que piensa que su talento vale más que el arte de la alfarería, el poner una semilla bajo tierra o conversar con tu vecina mientras atardece, sin cacacolas ni hamburguesas de por medio, sosteniendo el momento con el simple placer de la conversación, sin chucherias robadas o traídas a tu casa con sangre ajena.

    La totalidad de cuanto consumes esta hecho injustamente, pensado injustamente, producido y transportado injustamente. Cuando no hay un coste humano, lo hay no humano o medioambiental, siempre hay platos rotos y siempre hay sus pagadoras. El mundo va a necesitar algo mas que buenas intenciones, manifestaciones, movimientos vecinales o firmitas virtuales para ser un lugar pensado y practicado con igualdad. El mundo necesita la renuncia de nuestro sistema de vida. O eso, o el suicidio a corto, medio y largo plazo.

    Hemos delegado la gestión del mundo a la economía, en la economía está el problema y es ahí donde hay que solucionarlo, desde la individualidad, desde lo que hace cada una, desde cómo consumimos y cuánto y qué. Entono a esa economía danzan grotescamente las payasas de la política y la cultura, no hacen nada, sólo gestionan lo existente, y lo existente depende de nuestra sumisión a una estructura que trueca lo más preciado que posees, tu tiempo y tu vida, a cambio de cosas materiales y placeres baratos y embrutecedores. No eres más feliz con ellos, sino que en la aprobación de las demas encuentras esa felicidad, porque conducir un coche nuevo y reluciente en un mundo donde nadie pudiera verlo frustraría a la conductora, que no quiere llegar antes a ningún sitio, sino hacerlo de un modo glamuroso, como las ropas que escoges para salir a lucirte a la calle. El sentido de los viajes de placer es mostrar las fotos que testifiquen que estuvimos ahí, en ello radica su sentido. La ucraniana cree que el Caribe es exótico tanto como la caribeña cree que Ucrania lo es. Todo es fantasía, todo mentira. Desoimos la voz interior, aquella de quienes somos no por estar reflejadas en las demás, sino de aquello que realmente nos identifica, de la pasta de la cual estamos hechas.

    Nosotras somos las fundamentalistas que atacaron Bruselas. nosotras destrozamos a las víctimas de Paris. Gritadle a los servicios de investigación que no busquen más, no necesitamos turbantes ni chadores ni burkas, nos basta el QUIERO TODO como leivmotiv de nuestra cultura y razón de ser. Niñatas mimadas que lloran cuando se acaba la mantequilla. Miremos nuestras casas, llenas de artefactos explosivos y armas de fuego importados con chirriar de cadenas de esclavitud, nuestras neveras llenas de violencia, nuestras calles regadas con el odio colonialista y el desprecio a las razas, las especies, las culturas, los sexos, las libertades y la biodiversidad. Si queremos paz y armonía nos va a costar el precio que otras pagan por nosotras, deja de rezar y ponte a renunciar. Desde hoy.

No hay comentarios:

Publicar un comentario