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viernes, 30 de octubre de 2015

POLLAS Y FASCISMOS

                     

    Todas las personas fascistas que he conocido creían tener los cojones muy grandes, las mujeres también. Y es posible que así fuera, otra cosa es la valentía que en su imbécil metalenguaje asociaban a un descomunal volumen testicular, quizás útil solamente para el ridiculo fin de perpetuar la especie. Cojones grandes, polla pequeña, dice el proverbio chino, y una de las manifestaciones más elocuentes del patriarcado amante de las pollas grandes (omitiendo la sospecha de una homosexualidad reprimida), es el fascismo.

    Fascismo, patriarcado y pollas enormes son un pack que se vende fabulosamente entre el subnormalario local.

    Yo tengo la polla pequeña, vaya por delante, por eso no quiero ser ni fascista, ni patriarcal, qué alivio. No me atrevería a afirmar tanto como que todas las personas que tenemos la polla pequeña seamos antifascistas o antipatriarcales, qué va, ojalá. Todo lo contrario. Por envidia, por frustración, por estupidez ganglionar y por pura ceporrez, la mayoria de los machos tenemos pollas pequeñas al optimista calibrado machirulo, y dicha imperdonable tara no encaja en el ideal fascispatriarcal (patriarfascismo), cosas que pasan. Como la enana ojibruna de Hitler no se acercaba al ideal de belleza caucasico, será.

    Incapaz de asumir maduramente que no encajar en una estructura sexista como la actual es un deficit o un defecto de fabrica a corregir, el prototipo de protohumano prototodo, fascista y patriarcal, harto de gastarse los euros en terapias agrandadoras de pene y en que las prostitutas le mientan enalteciendo su paupérrimo aparato mingitorio, exterioriza su complejo pegando a su pareja, asesinándola, violando sexualmente, acosando a las muchachas, comprándose un coche fulgurante, concentrando su vida en la fama o la acumulación de dinero, apaleando sinhogares, maltratando no humanas, participando en pelotones de ejecución cinegética, manteniendo actitudes chulescas y totalitarias, y formando con mil actitudes más la estampa standard del machirulo de turno, pichicorto y de entendederas ralas, que apesta a tontalaba a kilómetros y huele a metano cada vez que abre la bocaza. Les canto mi versito: "hay quien caga por el culo, por la boca el machirulo". Tralará.


    Lo mío con los machirulos es algo muy personal, he conocido a muchos y se me suelta el intestino cada vez que los atisbo, me dan una arcada profunda, sobretodo porque, desde Stalin a Bush, pasando por Merkel, la Espe o la Rita, Pérez Reverte, Condolezza Rice, Sarah Palin, Putin, el Juli, el Ayatolah Jomeini, Jin Tao... o cualquiera de sus maquetas de pastelina en el Barrio de los machirulillos -entes tatuados con cruces célticas, esvásticas o amores mater-, son eminentes fascistas, y eso multiplica por dos el asco asco que siento por los machirulos, provengan de donde provengan y se dirijan a donde se dirijan. Por mí pueden todos dirigirse a la fosa común. A la carrera, por favor.

    Es el coprófago machirulismo patriarcal y no otro, quien ha defecado al moderno capitalismo privatizador y depredador del deficiente emocional Reagan y el penedehierro Thatcher, ampliando las cotas neoliberales más desquiciadas en la mano de miles de acomplejados machirulos de corbata, ministerios, despachos de corporaciones, departamentos militares y otros lobbies, que ya aceptan incluso a machirulos en cuerpo de mujer, porque aquí vale todo y salga el sol por Antequera.

    Es el coprófago machirulismo patriarcal el encargado de hacer del especismo primitivo de nuestra especie, un negocio; convirtiendo la vida en una mercancía sin el menor escrúpulo, diseñando las fábricas de carne viva y los mataderos contemporáneos, y haciendo un infierno en la tierra para todas las no humanas, asesinadas por decenas de millones cada hora. El especismo NO es machirulo, pero el sistema de cría y trituración de vidas mecanizado e indiferente, es muy muy muy macho.

    Es el coprófago machirulismo patriarcal el responsable de la irracional carrera armamentística y los conflictos derivados de la economía de guerra sin treguas que mantiene el planeta desde la segunda mitad del siglo XX.

    Es el penoso machirulismo heteropatriarcal y homófobo el creador de todas las imbéciles religiones alienizantes, que tratan de someter al mundo, genuflexándolo a dioses megafálicos, enalteciendo la penetración vaginal como el único camino de liberación de las almas, e infestando de enfermedades sexuales mortales el mundo empobrecido, con su cruzada antianticonceptiva.

    Es el coprófago machirulismo patriarcal quien pergeñó una educación de exclusión, perversa y manipuladora. Es él quien acapara tierras para someterlas a la monstruosa mecanización y a la biotecnología. El mismo machirulismo que amenaza nuestra existencia en la tierra, único responsable de la extinción de especies, la mortandad de espacios suboceánicos y terrestres, la intoxicación de todas las aguas del mundo y la hipoteca del futuro de nuestra especie y del presente de decenas de otras miles cada año.

    Porque el machirulo degrada al hombre como sexo, y al ser humano como proceso de humanismo y evolución. Porque el machirulismo coarta hasta aplastar la liberación de las mujeres, y con ella la de una sociedad que anuncie el feliz fin del patriarcado. Porque el machirulismo es fascismo en estado puro y el patriarcado la peor vejación del ser humano contra el ser humano, pues afecta a más de la mitad de la población humana. Por todo eso pero por mucho más, es tiempo de plantar cara ubícuamente, sin cuartel ni comprensión, en cada lugar, en cada centro de encuentro de personas, en cada biblioteca, casa, escuela, universidad, calle, parlamento, notaría, despacho, factoría, centro social okupado, publicidad, medios informativos, ateneos, centro culturales y artísticos... en cualquier espacio de proyección social,... al patriarcado.


    El siglo XXI debe ser la tumba del patriarcado, del fascismo pichicéntrico y mamporrero que encuentra exponentes en los machichulitos de tauromafia (merecedores de una mano de ostias, para darle otra cuando se seque la primera), del machirulo de tasca guarra, de sórdido nightclub, del acosador callejero, del que dicta leyes patriarcales y de quien las ejecuta, del machirulo sonrisa de dentrífico que decide que una mujer debe cobrar menos, sometiéndola así a la custodia masculina. El ubicuo machirulismo que, como dios, observa, permite y se hace cómplice de las desigualdades, buscando en torpes libelos de dominación la compensación a su maqueta de pene.

    Manos de hostias, manos de hostias, manos de hostias.... Y cuando se sequen, más.


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