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domingo, 20 de septiembre de 2015

VIOLADORAS EN TONTESILLAS



    El código penal existe para regular los delitos y crímenes cometidos por las personas  sin ética, y definitivamente no existe para las personas con ella. El código penal amedrenta y coarta mediante diversas penalizaciones la potencial propensión al crímen de un determinado grupo de humanas en beneficio de la seguridad y la tranquilidad de la mayoria. Por ejemplo y en concreto, las penas de cárcel por violación sexual a las mujeres no afectan en el campo práctico a las personas que bajo ningún motivo ni situación, cometeríamos esa vulneración por hallarla nauseabunda. Aún particularmente siendo de ideología libertaria, celebro ese código penal como lo celebraré cuando sea considerado crímen ante la ley la explotación animal, porque ya lo es ante la ética. La esclavitud y el asesinato deben ser definitivamente abolidas.

    El código penal, aunque en demasiadas ocasiones es contrario a la libertad individual y al mosaico colectivo de los derechos humanos (ley mordaza), frena torpe o eficazmente las éticas distraidas de gentes lerdas, de chusma, de mierda en individual y mierda en colectivo, que no encuentra diferencia entre divertirse con complicidad junto a otra persona, y hacerlo a sus expensas. Estoy pensando en Tontesillas, donde una vez al año cambian su criminalidad habitual de matar, por una alharaca de muerte, una fiesta de sangre y tripa destinada a satisfacer sus ruines y miserables vidas, todo dentro de la legalidad, salvo en lo referente al momento en que alguien protesta, entonces saltan los retenes y Hide extrae el cuchillo. Ya lo dijo Porcia: "Cien hombres juntos son la centésima parte de un hombre".

    La catedrática de Estética e Historia Cinematográfica Luis Martín Arias, miembra del Patronato del Toro de la Verga en Tontesillas manifestó con cierta galanura y mucha veracidad que sin el Toro de la Verga, las "mujeres pagarían esa violencia". Se entiende que al no poder los machos canalizar sus miserias, su podredumbre moral, su alma de violadoras. NO es banal el dato de la catedrática y me lo tomo muy en serio, porque delata (y dicho por una persona que vive dicha fiesta y a la que incluyo entre las que harían pagar a las mujeres su violencia), que Tontesillas es una vez al año una reunión de violadoras y pedófilas, de mierda en estado puro. Nada de sentimentalismos: Tontesillas es criminal, en acto y en esencia.

    Este año en Tontesillas, una mugre vociferante reventó la cabeza a un gato para arrojar su cadáver a las personas animalistas que en masa sin precedentes asistieron a protestar. Provocación con provocación se paga. Aún tuvimos suerte que ninguna mujer fue violada, aunque por cientos se contaban los gestos de la mugre amenazando a las féminas asistentes (hermosamente mayoria como en general en el movimiento de derechos animales), con "cómeme la polla, puta", "cerda, te vamos a follar", y piropos propios de la masa repugnante que campaba con la impunidad que ofrece 350 efectivas de la Guardia Civil vigilando que todas las vulneraciones se cumplieran con el rigor previsto.

    Más allá de prohibir (no abolir, sino prohibir) el Toro de la Verga, habría que monitorear con exhaustividad a las vergas que lo promueven así como a las vergas que se congregan, aunque sólo fuera porque han demostrado haber traspasado el para nosotras invisible límite que separa la violencia contra las no humanas de la violencia contra las humanas. La misma alcaldesa de la población, José Antonio González Póncela (conocida neuróloga -y me permitirán la sátira- que afirmó que "el toro sentía dolor pero no sufría"), traspasó los límites de su estupidez con un intento de homicidio, al soltar un toro entre una multitud de cien personas que jamás hubieran pensado que algo tan aberrante podía estar sucediendo, alegando que quien se pone en el "recorrido del toro" lo hace voluntariamente, como si el hecho de que una persona cruce en rojo un semáforo diera legitimidad para no frenar el automóvil. Pero si hablamos de aberraciones, Tontesillas se ha manifestado como un lugar de miseria capaz de esas y muchas más, desde la palurda comecacas del pueblo de al lado, hasta los cargos de las instituciones. Son malhechoras y a ellas se les debe todo el peso del código penal. Por el bien de las personas atemorizadas del pueblo, por el bien de Valladolid, por el bien del ser humano: hay que ilegalizar inmediatamente el Toro de la Verga y dictar penas de cárcel contra las agresoras.

    El resto del año, vacas, cerdos y pollos criados en Tontesillas hacen con sus muertes las delicias de la gente, e incluso los comen con fruición presuntas animalistas que protestan contra el Toro de la Verga. Ese es otro tema, pero es el mismo, porque no sabemos lo que las violadoras hacen con las no humanas a puerta cerrada si lo que hacen a puerta abierta es lo que hemos visto cada septiembre marrón en dicha región.

    Animo calurosamente a todas las personas físicas e individuales asistentes a freir a denuncias a las instituciones que permiten este vómito de angustias. terror y muerte llamado Toro de la Verga, y además de prohibirlo de una vez, se tomen medidas penales contra las asesinas que lo permiten. Las irregularidades se suman por docenas, las faltas por centenas y el peligro de homicidio ha sido expuesto claramente. El tiempo de las blasfemias y las pancartas acabó: es la hora de los juzgados. 




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