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miércoles, 26 de diciembre de 2012

LA GUARDIANA DE MI HERMANA

"¿ Soy yo acaso guardián de mi hermano ?"
Génesis 4.9


                                   LA GUARDIANA DE MI HERMANA


                   Vuelvo a ver las imagenes que Igualdad Animal ofreció a debate publico hace unos meses, filmadas en la explotación porcina española Escobar. Quizás las trabajadoras fantaseaban con que la cerda era la patrona y que era a ella a quien le clavaban la espada y desparramaban sus intestinos. La historia está llena de cobardes que se vengan de las débiles y, como en las imagenes referidas, las acosan y acorralan, las golpean, apuñalan, hurgan en sus cadáveres y gastan bromas mientras la víctima, destripada y enloquecida de dolor, muere en agonia. O tal vez sentían algo de pena en su interior, pero la excitación grupal, el tumulto de la multitud, le condonaban de algún modo el crímen ante sus ojos, apaciguando cualquier sentimiento de culpa. Sin duda asesinaban a los cerdos enfermos o desvalidos estableciendo una distancia moral con la individua asesinada. De otro modo estariamos hablando de gente psicótica. Y ese es el tema de hoy.

Las personas que trabajan en centros de exterminio animal o en campos de concentración, naves de trabajo, cria, engorde, producción... no son en general gente inteligente y sensible. Lo repito por si alguien ha leido demasiado rápido: nadie poseedor de inteligencia emocional o emociones inteligentes puede explotar animales no humanos, ni siquiera tener contacto con ellos, al menos durante demasiado tiempo. Prueba de ello es que la gentuza que se encargaba de la vigilancia y funcionamiento de los campos de concentración nazis, asi como las esclavistas en los barcos negreros o las carceleras de prisiones, solían ser ex-asesinas, delincuentes, violadoras, pedofilas, o en su mayoria gente sin educación, agresiva, brutal. Es preciso contratar a personas sin opciones, cuanto más ignorantes y mezquinas, más eficientes. Numerosas son las agresiones fisicas recibidas a las activistas por parte de trabajadoras de circo con animales, mercaderes, granjeras, peleteras, matarifes, vivisectoras, etc.

              Valga apuntar que muchas de las personas que trabajan en dichos centros son practicantes del catolicismo. La Iglesia Católica esta fuertemente en contra del aborto humano, incluso en los casos en que la madre ha sido violada sexualmente, cuando el feto esta malformado o el parto corre riesgo de matar a la madre o al bebe. Es normal que la Iglesia Católica defienda el derecho a la vida de las personas subnormales, porque muchas de ellas son sus principales clientes. Por no hablar del Banco Vaticano como uno de los principales inversores en negocios de armamentistica mundial, responsable directa de millones de muertes. En cualquier caso tampoco es indispensable ser católica para matar, las ateas tambien lo hacen muy bien.

Nadie que trabaje durante mucho tiempo en una factoría de carne puede ser remilgada, bien sea por su total carencia de escrúpulos, o acaso como modo de protección psicológica. Las trabajadoras de dichas fábricas, por egoísmo, por avaricia, por miedo, por estupidez o por la tremenda pereza a la hora de buscar opciones laborales justas, saben resistir y hacerse fuertes a los hechos de sus asesinatos y sus esclavizaciones. Representan un grupo social subdesarrollado emocionalmente, sin conexión con la realidad ética, trabajan en los subterráneos de la miseria humana, escarbando en los excrementos, comerciando con los aullidos, manoseando intestinos, revolcándose en esas tareas con los que la sociedad avanzada rechaza tener contacto... pero hipócritamente el consumo de carne precisa. Las trabajadoras de la carne son débiles pedagógicamente, incompletas en el humanismo, cuando no delincuentes, muchas de ellas pasaron por prisiones por delitos contra seres humanos. Las sociedad las usa como se usan las escobillas del inodoro, para eliminar lo desagradable. Nos creemos superiores a ellas, aunque sólo hay distancia fisica entre el crimen y quien lo comete, a nivel etico tan culpable es quien paga como quien hunde el cuchillo.

             Esas personas que hunden el cuchillo, muchas de ellas sin valores, vacías, crueles a menudo, horrendas de vez en cuando, miserables siempre, llevan a cabo la labor de criar, torturar, aterrorizar y finalmente matar a seres vivos extraordinariamente similares a nosotras, esas personas han sido las escogidas por nosotras para existir en las letrinas de la civilización. Sin embargo y con todo, resulta paradójico que sea a ellas a quienes encargamos la delicada tarea del "trato humanitario" a los animales no humanos. Es por ello que la muerte o el trato humanitario en la cría de animales son una falacia. La gente necia cultiva los atributos de la fuerza bruta, altamente ligada a la necedad: musculatura exterior, ingesta de carnes ajenas, rudeza, insensibilidad... En cambio la gente astuta se aplica en mover los hilos del negocio de ese cultivo a la torpeza. Ambas proponen la zafiedumbre como modo de ser y existir, que puede ser ética sin dejar de ser estúpida.

Llegado a este punto amplío que en esferas mas elitistas no hay nada más patético y repugnante que asistir a la función circense de filósofas, intelectuales, políticas o legisladoras empleándose a fondo en la alta misión de defender con estética sus longanizas y sus filetes, sus morcillas y sus pringues, revolcándose en las jergas de la intelectualidad. Patéticos protohumanos que destacan por sus publicaciones y sus cargos públicos pero ingurgen amputaciones con la misma delectia que las violadoras de niñas. En ciertos crímenes el mundo se compincha.

                  Como cuando un perro que se muestra agresivo con otras personas, si hay culpables debemos buscarlas en las cuidadoras. La gestación y exterminio anual de animales para consumo es de 21 billones a escala mundial, aunque seria igual si hablaramos de 1000 billones o de un millón, porque se trata de cifras inhumanas, inabarcables. No podemos imaginarnos siquiera a un millón de personas esperando en colas a ser degollados o con la cabeza hundida por un mazazo o una pistola de proyectil retráctil, es una cifra abstracta. Entonces, la cría y muerte de animales de modo humanitario es por lógica una utopía, no existe ninguna posibilidad de cometer ese tipo de negocios sin crueldad. En primer lugar porque, existiendo al menos tres veces más animales no humanos de cría que humanos en el planeta, numericamente no hay especialistas suficientes para aplicarse a curar las enfermedades derivadas del hacinamiento en las factorías, combatir los masivos contagios, suprimir el estres o eliminar el malestar del animal no humano; así como no hay espacio suficiente para unos minimos muy minimos de comodidad. Ya no hablemos del momento de la muerte, cuando el matadero se comporta como una máquina de convertir vida en bloques de carne, una planta de transformación de seres vivos asustados en pedazos cómodos de consumir. No existe un contingente tan enorme de especialistas o veterinarias y por supuesto no existe una eficiencia y una voluntad de acción en la veterinaria que garantice en dichas crías los mínimos de dignidad. La mayoria de personal veterinario no es en absoluto de confianza, aunque sólo fuera por ser carnivoras. 
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Por otro lado, si la cria de animales no humanos se realizara de modo ecológico, en amplias instalaciones, el consumo de carne se encarecería considerablemente, las ventas descenderían y se iniciaría una especialización de tal costumbre, y una elitización de tal por parte de las personas con más recursos económicos. Lo cual tampoco resolvería el problema del especismo. 
 
Hay que prohibir el consumo de carne. Como sea. No puede existir bajo ningun concepto un derecho a asesinar por placer.

            ¿ De qué modo es posible certificar que estos harapos de cerdo que la gente compra tuvieron una vida “humanitaria” y una muerte digna ?. Quién lo hace?, ¿ las mercaderes que comercian con su cadáver ?, ¿ las verdugas ?, ¿ las legisladoras del bienestarismo ?, ¿ las engordadoras ?, ¿ la persona que le hundió sin escrúpulos el cuchillo en la garganta o acercó a su frente la pistola de embolo retráctil ?.... La certificación de trato humanitario por parte de esas gentes vivamente interesadas en ello tiene una objetividad, no ya cuestionable, sino rigurosamente negable. Sólo el mismo cerdo podría certificar ese teórico trato benigno, pero ningún cerdo sabe ser tan mezquino y necio, tan infinitamente humano, como para certificar algo de tal naturaleza. Ningún asesinato es digno, ninguna trato deja de ser maltrato, ningún uso a animales escapa de ser un abuso. La muerte siempre es La Muerte.

                Ellas se llaman a si mismas simplemente omnívoras, nosotras las llamamos, simplemente, nazis. Los campos de concentración no los construyó en absoluto el sistema nazi -por favor !basta de mentiras!-, el exterminio de 50 millones de personas, judias, gitanas, homosexuales, disidentes lo realizó la indiferencia, la permisibilidad del horror, mientras las cobardes "buenas personas" rezaban para que "el dedo" no señalara a su casa y su nombre no estuviera en "las listas". Los sistemas no son culpables, las armas no son responsables, las bombas no sienten remordimientos, son la gente que los inventa, la gente que los utiliza y la gente que no lo evita las verdaderas culpables de todo.

              No voy a pedir perdón por mi dolor ni voy a justificar de algun modo la muerte y el sufrimiento de aquello que no quiso hacerlo. Hay que antropomorfizar el comportamiento animal no humano, tanto como hay que animalizar al ser humano, así podemos ser capaces de comprender el dolor y la muerte causados siempre por nuestra parte. El vegetarianismo es sólo la puerta a la casa de los derechos animales, no hay otros accesos. Aunque nacemos veganas, provisionalmente y durante un tiempo disponemos del lactovegetarianismo propio de los mamíferos, más allá de esos hechos naturales se abre el mundo de la cultura y de la ingesta de cadáveres, de despojos de otros animales, de menstruaciones o abortos de gallinas, de la blanca sangre con pus de vaca. Torturamos el cuerpo con carroña y otras toxinas, nuestra inconsciencia no conoce limites, ni las del respeto que debemos a nuestra especie u otras especies, ni incluso la de su muerte y su agonía. Robamos lo único que la vida posee, su propia vida, para un minuto de placer. 
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Tocar el fango es necesario, lo brutal, lo mezquino, como haberse comido la carne de otros animales porque así nos lo maleducaron. No hay que abogar al remordimiento, ni siquiera buscar culpables a la infamia, no sirve de nada lamentarse, hay que cambiar, hay que seguir andando, hacia una paz sin cláusulas, no permitiendo jamás que las brutales tengan acceso a las débiles, a las potenciales victimas, a las niñas o a los animales no humanos.





2 comentarios:

  1. Camino a Ripoll, un camión repleto de cerdos con destino al matadero. Jamás podré olvidar sus asustadas miradas. Tampoco la del conductor del vehículo, verdugo de tal genocidio. No he podido evitar vuestro asesinato pequeños, pero seguiré viviendo y sintiendo vegana por nuestros hermanos. Laura Oromí

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  2. Es importante no asumir que un paisaje con camiones al matadero forma parte de la cotidianeidad, no es normal, no podemos aceptarlo como normal aunque nos lo digan mil veces. El mundo esta mal hecho y hay que arreglarlo. Pero sin pactar con las responsables, sino siempre haciendoles saber que se equivocan. Un beso.

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