Cada día, durante años, aparecía una manzana en cada puerta del
vecindario. Algunas de las inquilinas la devoraban inmediatamente,
otras la mordisqueaban, otras en cambio la dejaban estropearse...,
pero al día siguiente una nueva manzana bienvenía el felpudo de
entrada a cada casa. Sucedió durante decenios sin que nadie pudiera
jamás atrapar a la regaladora, conocer su identidad o sus motivos.
Un día dejaron misteriosamente de aparecer manzanas en las puertas y
la mayoría dsel vecindario empezó a plantar manzanos.
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