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sábado, 27 de octubre de 2012

LOS COMPROMISOS DE LA LIBERTAD

                      LOS COMPROMISOS DE LA LIBERTAD




             Han pasado ya algunos años desde que las niñas de la Europa civilizada dejaron de ser linchadas en jornadas de 14 horas en las fábricas textiles, en los agotadores trabajos nocturnos de los talleres, en las rudas labores del agro, y todas aquellas tareas que les envejecían con 40 años y les mataban de dolor a los 50. Esas niñas que dejaron de morir en las factorías pudieron, como nosotras, estudiar, aprender a leer y a escribir, ser personas y no meras trabajadoras, todo gracias a las leyes que el humanista sentido común ordenó instaurar. Esas niñas dejaron de estar condenadas a convertirse en embrutecidos seres humanos, para conocer algo más alto que una vida destinada a trabajar como método de simple supervivencia, procreando tantas veces como Dios mandara, golpeando a sus mujeres, divirtiéndose toscamente con drogas legales y muriendo antes de lo que hubiera sido natural. Esas vidas (no diré ¨vidas animales¨ porque los animales no humanos conservan su sublime libertad) fueron rescatadas para la sociedad y algunas de ellas pudieron demostrar sus aptitudes en el campo de las artes, la cultura, el deporte o la ética. Esas niñas son nuestra familia directa.

                  El mismo proceso de desarrollo moral que menciono, fue aplicado en otras facetas de la marginación como fueran el sexismo del varón contra la hembra, de la raza caucásica contra cualquier otra, o los derechos a la eutanasia (en proceso aún), a no ser agredida sin consecuencias, a no ser violada sin castigo y, en resumen, un amplio abanico de triunfos que la sociedades avanzadas han adoptado como suyos, aplicándose con notable éxito y estableciendo bases de respeto para ir avanzando en otros campos. Y por supuesto incluso en los mismos problemas, para pulirlos, profundizar en ellos y conseguir aquello que toda sociedad sana ansía o debiera ansiar: sociedades sin víctimas.

                      Particularmente, a día de hoy, agradezco sincera y públicamente la generosa labor a todas aquellas personas que fueron escupidas, insultadas, pegadas, maltratadas, injuriadas, aborrecidas, encarceladas, ...asesinadas incluso, para que las mujeres que forman esta sociedad en la que existimos tuvieran derecho a algo tan básico como la independencia económica, el sufragio universal, el derecho a tener o no tener descendencia, el derecho a escoger...., en fin, el derecho a ser... !hombres!. Agradezco esa muestra de sentido común así como agradezco a las mártires que acabaron con las dictaduras para que yo pudiera sentirme más libre, para que las personas a las que amo no fueran fusiladas, para que los seres con los que comparto vecindario no fueran arrestados por la noche por expresar sus ideas, su opción sexual o su compromiso social. Muchas gracias. El humanismo os lo agradece.

                       Pero darlas gracias es poco agradecimiento. He leído demasiado para dejarlo ahí. Sé demasiado sobre mi especie para quedarme en el regocijo de mi condición de bienestar. Y el mejor modo de demostrar mi gratitud no va a ser regalarles un libro o un encendedor, sinó dedicar parte de mi vida a seguir avanzando, trabajar porque otras venideras tengan más derechos que yo, mejores perspectivas, un mundo más límpio, un mundo respirable: una sociedad sin víctimas, el antiguo ideal.

                Más allá, afirmo con vehemencia que disfrutar de lo logrado, sin reciprocidad en las actuaciones personales, es una modalidad de traición zafia y egocentrista.

                   Tal como suena: no tenemos ningún derecho a no hacer nada para que la sociedad avance en planos éticos, nos lo debemos a nosotras, a las que trabajaron para nosotras y a las que vendrán. No tenemos ningún derecho a quedarnos de brazos cruzados habiendo todavía tanto por hacer. No estoy solamente hablando de remediar que billones de personas sufran nuestro tren de vida, ni siquiera hablo de salvar los paisajes cosificados para nuestra comodidad, ni siquiera de enmendar esa parodia de libertad llamada democracia o combatir la avaricia omnipresente... Voy a ir más allá, hablo por ejemplo de la deuda ética que adquirimos -naciendo-, de complementar nuestras obligaciones éticas y comprometernos con la vida que sufre, independientemente de si posee piel, escamas, pelo, plumas o exoesqueleto, por ejemplos.

        Es hora de otorgar derechos universales a los animales no humanos, empezando por ese noventaiocho por ciento de los cien mil billones de animales que son asesinados para nuestra gula, mediante algo tan sencillo como cambiar de dieta y de consumo. ¿ Tan adictivo resulta comprar que nos resulta difícil, simplemente, no comprar compulsivamente y sin pensar ?. Sin olvidar que es tan culpable quien mata que quien paga por matar. Es hora de devolverles el derecho a la vida a los animales no humanos, un derecho que ya poseen en la naturaleza. Es hora de garantizar a los animales no humanos su libertad, librándolos de nuestras cárceles físicas, emocionales e intelectuales. Es hora de reconocerles su nivel de dignidad, olvidando toda la basura especista que nos enseñaron ( con toda la buena o mala fe del mundo ), nuestras madres, nuestras antepasadas, mientras luchaban por que las personas tuvieramos mejores condiciones de vida. Es hora de cumplir sueños y no preceptos, es hora de ser libres liberando, es hora de vivir dejando vivir.

                 Concluyendo: nuestro compromiso con la libertad es esencial ( nada precisa tanta disciplina como la libertad ), de modo que debemos invariable y urgentemente concluir ese modo de construcción irresponsable y feroz, aboliendo para comenzar el sistema de dominación imperante, que comienza en la vejación a los animales no humanos y continúa con los humanos. Ese compromiso de libertad tomada y otorgada es asimismo un deber moral de nacimiento, inherente al derecho moral de nacimiento, porque existir en la sociedad consiste en eso, en derechos y en deberes.

                Trabajad por los animales no humanos, ahí está la raíz de nuestras diferencias.Trabajad por los seres humanos, liberándolos de su necesidad de esclavizar, torturar y matar. Es un buen principio, y augura un buen final.
                

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