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jueves, 18 de abril de 2013

Tomates de Enero



               Al planeta que habitamos -"nuestro" por común usufructo y no por propiedad-, se le calculan alrededor de 4560 millones de años de edad. De forma violenta, masas tectónicas de desplazaron, alzaron, hundieron, rozaron, recibieron impactos de meteoritos, así como bruscos cambios de temperatura nuclear con ebullición de magmas y volcanes permitieron que colosales masas de agua se liberaran en gases logrando la atmósfera respirable que hoy disfrutamos. Mil millones de años despues de dicho impresionante principio de formación, se conformaron las primeras formas básicas de vida, pequeñas, tímidas, nuestras primeras nosotras. Hace 3500 millones de años que la vida existe en esta casi esfera azul, una vida siete mil veces más antigua que nuestra propia especie, una de las más jóvenes y sin duda, la mas despiadada a escala numérica y global.

                Si creemos en la versión bíblica también tenemos ciertas consideraciones respecto al tema: tras un primer día imaginario de creación de las materias y las energías Dios pasó a crear diferentes formas hasta llegar a la vida, una impresionante correlación interespecífica con  intrincados lazos entre todas ellas, a lo que añadió un soberbio y exhuberante lugar para ejercerlas que se refiere como Paraíso. El sábado, agotado y con los residuos que le quedaban despues de crear la belleza, Dios creó al hombre Adán y a la mujer ( que no fue Eva, sino Lilith ), sus peores modelos. El domingo tuvo que descansar. No era poco trabajo el realizado... En cualquier caso considero que el sábado fue el error de Dios. Todos los animales y plantas cubren una función positiva en el medio, ¿ pero para qué sirve el ser humano ?. Estamos respondiéndonos.

                Hace tan sólo 500 años el mundo era muy diferente. Trillones de árboles cubrían el planeta casi por todas partes, como un vello verde que emanaba oxígeno y cobijaba a millones de especies. El ser protohumano ( mal llamado Hombre ) cazaba algunas de ellas, eran las protohumanas, algunas de aquellos seres siguen cometiendo primitivas protocostumbres que tratan de justificar con sus indefendibles protoargumentos. La ética emergente poco a poco las va eliminando de nuestro contexto social, relegándolas a su mundo de barbarie, mundo que el propio proceso evolutivo se encargará de defenestrar, hasta el punto en que se conviertan en lo que hoy son las violadoras, las pedófilas y las asesinas. Es cuestión de tiempo.

                Era tan espectacular, digo, la riqueza natural que existía en nuestro planeta que incluso algunas personas siguen pensando que es el único habitado por vida en el Universo. Solemne majaderia forma parte de la misma pseudociencia que pensó los organismos modificados genéticamente, la tierra plana, la experimentación en animales, el geocentrismo, la inferioridad de la fenotipia judia o negra, o la natural subyugación de las otras especies animales a nuestros intereses. No es el único planeta habitado, pero no conocemos otros, de modo que hay que mimarlo. Por tanto, de igual modo que no debemos matar un animal, no debemos matar ese gran organismo vivo llamado Tierra. Aunque sólo fuera porque es el unico planeta vivo que conocemos.



                 La Tierra y la tierra, no son meras macetas donde es prioritario plantar lo que nos interesa a las escalas que satisfagan al libre mercado y eliminar las que no nos interesan, o tomar todo cuanto se nos antoje bajo el dogma "todo nos pertenece". La Tierra es de todas y para todas, no la fuente inimitable de recursos que consideramos, no es más nuestra que del ciempiés ni más que de la sequoya. Todas estamos aquí para vivir y para morir cumpliendo las leyes orgánicas que rigen la vida y la muerte. Por lo tanto deberíamos tomar de ella lo que necesitamos, pero siempre en proporción, respetando el derecho de las demás especies a tomar lo que ellas necesiten, sin condenarlas a hambrunas, deshidrataciones, destierros, acoso o muertes de otros tipos, tal y como hacemos asesinando de este modo a miles de especies  animales anualmente.

                Estoy profundamente enamorada de este planeta, de sus humedales y sus secanos, de ríos, frondas, peces, pantanales, manglares, selvas, roquedales, pájaros, grutas, abismos, molúscos, barrancos, tundras, taigas, anfibios, prados, árboles, palmeras, orillas, islas, reptiles, archipiélagos, mares y musgos, penínsulas y montañas, cordilleras y montes, lomas y helechos, bosques y colinas, promontorios y vaguadas, riachuelos e insectos, juncales y estanques, olas y nubes, cetáceos y tormentas, mamíferos y desiertos, lagos, vetas, arácnidos, fallas, cumbres, nieves, lluvias, chaparrones,... la lista inmensa de los bienes que disfrutamos los animales y las plantas, y gracias a los cuales además existimos, a nivel fisiológico y emocional. Todo cuanto tenemos proviene de la tierra.

                Bagatelizar tal derroche de energías y materias, considerarlos simplemente accidentes, recursos o mecanismos, pero al mismo tiempo llegar a perder nuestras vidas en absurdos trabajos produciendo nada, creando dinero, me parecen formar parte de la crisis de valores llamada Ser Humano. No existen momentáneas crisis de valores históricas, nosotras mismas somos una gran crisis en el planeta, dado que sin duda nuestras decisiones están ligadas a la degradación terrestre, cuando no son directamente responsables de su destrucción. 

                Las alternativas apenas empiezan con el reciclaje, seamos serias, si toda la basura doméstica del mundo se reciclara ello sólo solventaria el cinco por ciento del problema de los residuos globales... El discurso ecológico actual es subdesarrollado -para adaptarse sin duda al subdesarrollo en que el progreso pretende sumirnos-, un tipo de oscurantismo de la economía, más nocivo y tóxico que la propia Edad Media. Hay que comenzar el decrecimiento de las economías y las expectativas, el decrecimiento destructivo para fomentar el progreso ético como prioridad. Antes de proponer la bombilla led yo propondría apagar las bombillas innecesarias... y encender la led cuando sea preciso, vestirse con prendas de origen vegetal, y de tonos oscuros para que no se manchen tanto, recoger el agua de fregar los platos y usarla en el inodoro, comprar lo imprescindible, comer productos ecológicos, locales y de temporada, viajar sin capricho y en el medio más ecológico (a pie, en bicicleta, en tren...), dejar de tragar las pastillas de la publicidad, no necesitas ni un diez por ciento de lo que usas, hay que aprender a hacerse las cosas en casa, analizar cada detalle de nuestras actividades diarias, renunciar, RENUNCIAR, por muy ridículo que la sociedad considere no estar a la moda o no conocer los productos de consumo más actuales. La pregunta no es si nos gusta o no nos gusta algo, la cuestión es si ese algo que hacemos es ético o no, si es ecológico o no, el resto de argumentos forman parte de la infantilización y banalización irresponsable de los problemas realmente urgentes y graves. 

Ya no sirven las campañas absurdas que proponen cambios cosméticos de nuestras vidas, apenas nos conciencian, hay que ser radical porque proviene de la palabra radiculis, raíz. El planeta no se está muriendo, lo estamos matando, si no somos parte de la solución, entonces somos parte del problema.

                No es verdad que los cisnes cantan antes de morir, Stanisław Jerzy Lec nos dejó escrito "no espereis demasiado del fin del mundo". Un buen día el cáncer que habeis convocado con vuestro estilo de vida os matará y antes matará a vuestra familia, el rincón de la ciudad que adorais será convertido en hormigón y luces de neón, el bosque en el que amásteis será cruzado por una nueva carretera y la especie que más simpatica os caía habrá sido aniquilada por vuestros monederos. Eso ya esta sucediendo. No esperéis piedad, ni de la verdad, ni de mí. Los osos polares están desapareciendo cada vez que vais a comprar, en coche o cada vez que viajamos un fin de semana a hacer una visita a las amigas o a esquiar, cada vez que nace una niña de madres irresponsables, cada vez que decides "dar un aire nuevo a la casa" y recurres al interiorismo standard, cada vez que decides continuar practicando tus tra-adicciones....

                Sin duda el ser humano es un animal más, con el mismo derecho a existir que el resto de las criaturas, pero también con los mismos deberes de equilibrio y sensatez que ejercen los demas seres vivos. ¿ Realmente estamos a la altura de los animales no humanos ?. No veo eso en nuestra especie, más alla del ideal sobre el papel, porque en la práctica, la ética no conjuga con la economía, y no veo en la sociedad intentos reales de remediar nuestros males. La ira que algunas individuas no humanas sienten por otras -hasta el extremo en ocasiones de matarlas sin aparente necesidad-, no llega ni a los talones al odio de nuestra especie por todas las demás y por la suya propia. Los animales no humanos hacen excepciones cuando usan el odio, el animal humano construye con él sociedades. No hace falta ser misántropa para matar seres humanos, basta con comprar productos de multinacionales, basta con ser consumidora irresponsable. No hace falta ser asesina para matar animales no humanos, basta con pagar el crímen.



                El veganismo es sólo un principio, irrenunciable, inicial, pero el camino es más extenso, más complejo porque exige cuestionar cuanto nos rodea, desde nuestro heteropatriarcal modo de hablar, el racismo de nuestra ignorancia y nuestro miedo, el especismo en las conductas o el ecoilogismo de una civilización construida sobre los muñones de los árboles arrasados y los cadaveres de los animales. Nuestras decisiones pueden o no estar manchadas de sangre y tierra quemada. Las decisiones individuales no cambian el mundo, pero el mundo no cambiará sin las decisiones individuales.

                En invierno no hay tomates frescos, los tomates de enero son un despilfarro, es un pequeño ejemplo, mira ahora en tu casa cuántos más de esos ejemplos tienes, cuánto no necesitas, de cuántos seres abusas, y sobretodo y ante todo, cuánto queda por explorar en ese planeta interior de tu cerebro y de tu corazón, desprovisto de los disfraces que te vistieron. Por  favor, empieza a sentir pensando, empieza a cambiar tu mundo, mi mundo, el mundo de todas, de millones de especies.

                Empieza realmente a cambiar el mundo.





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