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viernes, 22 de marzo de 2013

Verduras sobre piñón pequeño



                                     VERDURAS SOBRE PIÑÓN PEQUEÑO


           Un sistema justo no es aquel que regala pan a las personas que en él viven, sinó aquel que facilita tierra y enseña a sembrar trigo. La base de una sociedad humana y para humanas son, por ejemplos, los minifundios, la colectivización de las tierras, las microeconomías y en general la adaptación de las estructuras a escala humana, a algo que podamos abarcar. Lo pequeño es hermoso, podemos tocarlo, amarlo, comprenderlo, en cambio lo grande nos incomoda, nos reta y nos domina. Hay que apostar por los detalles de las cosas y no por su grandiosidad.

           Acaba de relanzarse en Barcelona un proyecto cooperativo de los pocos genuinos al 99 por ciento ( al cien por cien quizás no soy capaz de aseverarlo, nada humano podría ), el proyecto Vegetales a Pedales. Servicio de comida vegana, pedaleada hasta el lugar de encargo. Riquísima, la he probado. Y necesita de todo nuestro apoyo, como tantas otras iniciativas.
  
            Una no es  buena publicista ni buena consumidora,  no le soy útil a la inmensa mayoría de empresas del mundo, a las cuales boicoteo sistemáticamente, así que me disculpareis la torpeza en el discurso. Mi consumo es realmente muy bajo, por lo tanto no soy de las que puede hacer una sincera apología de él. Pero cuando debo poner dinero en algún asunto vigilo bien dónde lo hago, con todos mis errores ( nos pasamos la vida aprendiendo) y mis incoherencias, que trato de enmendar.

            Beber y respirar al mismo tiempo no se puede hacer, pero hay muchas otras acciones biologicamente recomendables que asimilamos, aprendemos e incorporamos a nuestra cotidianidad, que ademas ajustan nuestras acciones a nuestro pensamiento, es cuestión de voluntad. Todo es posible para quien se plantea límites abarcables. Y el veganismo lo es.

            Ya sabemos que los seres humanos poseemos una mandíbula de movimiento lateral paralelo, como las vacas o los caballos, hecha para triturar vegetales, en contraposición al movimiento de palanca superior inferior de los animales carnívoros. Sabemos también que nuestros intestinos son muy prolongados para metabolizar mejor los vegetales, así como los de los animales carnívoros son cortos para eliminar rápido la carne, cuya descomposición comienza muy pronto en los estómagos, liberando toxinas. Sabemos que no ganamos en la carrera a ningún animal, como hacen los predadores, sabemos que no poseemos dientes caninos inferiores, y los superiores no son comparables a los de los depredadores naturales. Sabemos que no poseemos garras potentes sino inofensivas uñitas. Sabemos que somos torpes para una caza que no sea una ejecución con armas, y sabemos que la carne nos sienta fatal, que la proteína animal nos enferma, que la leche nos provoca osteoporosis y asma y decenas de enfermedades por nuestra falta de enzimas para ello, sabemos el profundo pisotón ecológico de la cría de animales, la creación de grandes monstruos de la oligarquía alimentaria,  sabemos que dieciocho personas veganas pueden comer con la materia y la energía derrochadas para alimentar a una carnívora...

            Sabemos el miedo de la persona condenada a muerte en el matadero...

            De esa simple operación matemática de datos desovillamos que ilogismo y raciocinio muy a menudo van de la mano, y si lo ilógico y lo racional pueden ser sinónimos en estos falsos escenarios alimentarios, entonces no es comida todo lo llamado comida, como no es oro todo lo que reluce. ¿ Sí ?. Entonces podemos empezar a hablar de la carne, los huevos, la leche o cualquier despojo hurtado a otras personas de sus cuerpos. Nadie humano comería mocos de cartera eslovena, ni testículos de politica canadiense, quien lo hiciera sería tratado de protohumana. No se comprenden las excepciones hechas a conejos, corderos o vacas.

            Por ello me gusta Vegetales a Pedales, porque combina la solución parcial de los problemas del ser humano así como los de los no humanos (veganismo), genera economías abarcables, pequeñas y simpáticas y simpéticas, generando conciencia de consumo por la seguridad de que ese dinero no va a ser invertido en financiar el sistema. Lo del reparto a domicilio a dos ruedas movido por transporte pequeño y no contaminante, ya es la guinda confitada del pastel, más humano que la invidente multitud de los transportes públicos, la cual resulta abrumadora.    Ocupad las calles con bicicletas, los automóviles deben ser exiliados.

            Es urgente apoyar ésta y otras iniciativas del mismo estilo ( para mas información visitad http://es.ulule.com/vegetales-a-pedales/ ),  boicotead a telepizza o al sushi, pasando agradables momentos gastronómicos sabiendo que tu dinero va a buenas manos. Es imprescindible solidarizarse con el nuevo mundo que estamos construyendo, con neveras silenciosas que no gritan ni aúllan de dolor y muerte. No digáis que no hay alternativas, incluso te las traen a casa.




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