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sábado, 23 de febrero de 2013

Las gilipollas probables



                         "¿Y qué tiene que ver el océano pacífico con el silencio?
                                                                                            Roberto Bolaño
                          
                                            LAS GILIPOLLAS PROBABLES


                Un año más he vuelto a España, un año más me he vuelto a deprimir con esa farándula patriarcal y torpe llamada sociedad española, sangrienta, pringosa, corrupta, salchichera, caracterizada por la libertad blindada de las delincuentes y el enclaustramiento de las inocentes. He visto la televisión -espejo de la calle-, con programas mongólicos, hechos por mongólicas y para un público mongólico, carteles de conciertos de músicas mongólicas para espectadoras subnormales, el festival del subdesarrollo sensitivo, un teatrillo de farsa esperpéntica sin el més minimo viso de critica. He vuelto a la España de juezas proxenetas, de chulaputas uniformadas, de ignorantes con corbata y sueldo a perpetuidad, la España de las sicarias económicas, de los suicidios por deshaucios, de la arrogancia de una dictadura llamada democracia, de la España del estado de sitio a la dignidad, y a las más elementales normas de pacto social. He vuelto a la España de las barbies del ppsoe, del que se jodan las desempleadas, del lavaos okupas de mierda, del moríos negras de mierda y jubiladas de mierda, del todas sois unas putas, del amordemadre, del vómito de cazalla, del tres al precio de dos, de las asesinas armadas con sus títulos nobiliarios y universitarios, la España aserejeada y macarenada, hundida hasta las rodillas en su propia defecación real.

                Queria sentir piedad por su crisis económica, pero la he olvidado ante las colas en las carnicerias, con ciudadanitas ansiosas de morros cocidos, testículos fritos de oveja, cerebros de bebés de cabra y trozos de personas bajo la luz sucia del neón. He olvidado mi compasión natural ante la institucionalizada impunidad policial, ante el visionario ojo de Ester que no vió más, ante las casi 400.000 ladronas del bisnes político, ante la adoración al armamento, ante la escena de racismo por parte de la seguridad privada que contemplé, ante el silencio social por los recortes en las ramas que constituyen la legitimidad de un estado y sin las cuales el estado deja de tener sentido para convertirse en totalitarismo, ante una población eminentemente decrépita, envejecida por su estupidez, que asesina personas no humanas y lo llama gastronomía.

                Todas somos protohumanas, pero algunas son más protohumanas que otras, por ejemplo aquellas que desalojan el vientre sobre la ética para tratar de perpetuar el fascismo de las corridas de toros, hitlercitas sin cacúmen para declarar sus inclinaciones fascistas ni sus secretas intenciones de reanudar las actividades de Auschwitz. Protohumanas amadas por la cámara y  financiadas con fondos públicos, que afirman que la midriasis es cultura, que la trepanación de un cuerpo es arte, que la masacre de una vida y su ejecución legal es indisoluble a la gloria patria. Protohumanas que roban el dinero a hospitales para engordar a toros y llevarlos a tajar a la arena, ladronas corruptas que deniegan el derecho a libros de las niñas para comprarle espadas nuevas al diestro analfabeto, criminales impunes que se regalan entre sí trofeos a costa del erario público y del hinchamiento de la deuda. Asesina es la que mata y asesina la que contempla matar sin actuar.

                He vuelto a España y a su colonia catalana, a la penosínsula porque da pena y tristeza y asco, todo en uno. España de corridas, rejoneos (con toros  o novillos), novilladas con picadoras, festivales, festejos mixtos, corridas mixtas con rejones, becerradas, novilladas sin picadores y toreo cómico. A la fermentada España que burbujea pompas de savater y puertourraco, la ejpaña de las asesinas de la colza y de sanchesdragó, de sabina y de franco, de bisbal y de cospedal, del condelequio y de los grises que ahora van de azul marino, del proceso de burgos y el de la industria peletera a activistas por los derechos animales, la España letrina de cigarros puros y gomina, del fracking y los transgenicos, del olé y de su olor y de su hedor, a la España casta y chulapa, rociera y polvorienta, chamuscada a gasolinadas de ritabarbera S.A., la Ejpaña de pujol  y mas, de chapucero y rajón, de mamoncín y del quieroynopuedo santisegura, la españa de campofrio y fofito fondoncito, a la españa carroñeada que adorna su gangrena ulcerante con cinematográficas blancanieves llenas de tripa. 

                Aunque desciende el numero de espectáculos, aumenta el número de profesionales taurófobos, es decir, aumenta la iletración de la población. Más corridas equivale a más cenutrias. He vuelto, sufriendo un regreso más, a la España de Boadella diciendo que las 101.557 votantes del Pacma era gilipollas seguras, constando que se muere y que ante la incapacidad de conducir un vida digna siempre queda el consuelo de soñar una muerte gloriosa, porque ese es el sueño de las necias.     

                Ética no contiene obligatoriamente la palabra estética, sin embargo al revés si debe ser. Ninguna producción que pretenda ser estética debe olvidar el continente de justicia, inherente a la consideración en una sociedad sana, y por sana, ética.     Evangelizar tribus salvajes, democratizar países a bomba limpia, pacificar protestas a porra limpia… son actuaciones históricas repetidas en los milenios y que se siguen cometiendo a despecho del crecimiento ético de las sociedades, en ese contexto se cometen seis crímenes a las cinco de la tarde en horario infantil para recordarnos qué tipo de pais basura es aquel que llaman Españacañi, bañado sin embargo por el indómito atlántico, el viejo mediterráneo y el bravo  cantábrico, los mares de España, que no lavan su sangre por más que batan rabiosa y hermosamente contra sus orillas.




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