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domingo, 6 de enero de 2013

Auténticos regalos



                                            



 “Inmediatamente después de disparar, se introducirá por el orificio hecho por el émbolo o bala, una caña o pedazo de alambre resistente, moviéndolo vigorosamente hacia dentro y hacia fuera, para asegurar la  destrucción de centros nerviosos antes del degüello”.
                                                                        Sacrificio eutanásico de los animales. U.F.A.W.

                                                  
                                                 AUTÉNTICOS REGALOS






            El regalo no alberga como finalidad satisfacer a la dadora. El obsequiar es una acción dirigida a satisfacer a otra, no a hacernos sentir bien por el éxito de la dadiva, es por eso que el regalo debe ser interesante o generoso exclusivamente para quien lo recibe, aunque pueda secundariamente causar placer a quien lo hace. A menudo sin embargo, los obsequios están hechos con intenciones egoistas de mostrar la posición económica de quien regala, la posición moral o su originalidad, del mismo modo sucede a veces en la lucha animalista, que no esta dirigida en algunos campos a la liberación animal sino a apaciguar la conciencia de quienes dicen ayudar a los animales no humanos. 


            Un ejemplo peligroso es el de la muerte humanitaria, el sacrificio rápido e indoloro, aludiendo un supuesto interes del animal en morir con dulzura en lugar de, simplemente, no morir.


            No me cabe la menor duda de que en la teoría la muerte hoy día de muchos animales engloba una reducción notable del dolor en comparación a ayer, cuando la muerte de los animales no humanos representaba un sufrimiento inimaginable. La dimensión del dolor animal en la historia no cabe en un texto. Pero por otro lado no me cabe duda de la notable falibilidad de dichas actuaciones, la supuesta benignidad de los métodos actuales de asesinato de animales no humanos de consumo han supuesto una relajación sustancial de la moral ciudadana en este tema, convencida de las mentiras de la industria alimentaria, que nos muestra animales felices y muertes dulces, y que no tienen otro fin que el de evitar indigestiones en la clientela.


            Lo sabe cualquiera que se acerque un poco al mundo de la cria de animales: nada mas falso para los intereses antiespecistas que el bienestarismo. Más bien diria que es un pacto entre asesinas activas y asesinas pasivas, con eco en las ingenuas convencidas de que bastara un cambio superficial de la situación de los animales no humanos para conseguir un ambiente respirable. Ingenuas ( a falta de otro nombre mas cruel ) convencidas de que el vegetarianismo ayuda a los animales, en lugar de prolongar su agonía. Basta enunciar que jamás la cifra de animales nacidos,engordados y matados para carne, pieles, testado, entretenimiento, vestimenta u otros caprichos ha sido tan ingente en el planeta humano. Los derechos para los animales, simplemente no existen si no hablamos de abolicionismo. Digamoslo sin miedo, de prohibir.


            La lugger era un arma ligera diseñada y producida para el Ejército Nacionalsocialista Alemán, llevada por los mandos por su ligereza y practicidad en los tiros a corta distancia, sin recular demasiado, aunque tenía el problema que se encasquillaba a menudo. Un arma delicada. Algo así sucede con las cuchillas al rojo con que se le amputan las bocas a los jóvenes pollos de cría en granjas. A estas aves les son amputados los picos -y a veces las lenguas- con cuchillas al rojo, pero a razón de varios cientos por hora, evidentemente lo afilado de la hoja pierde eficacia como las lugger, e incluso puede mellarse, en esos casos la trabajadora ( una completa estúpida como suele suceder ), continua amputando hasta que decide darse cuenta de que “los picos no quedan bien”, es decir, con jirones, aplastados, y provocando un aún más intenso dolor en los polluelos. Muchos mueren de infecciones tras las mutilaciones, en las naves de engorde o en las jaulas de poneduria de huevos.


            Existen millones de personas varadas en el vegetarianismo. Independientemente de si se sienten o no mejores personas o si se trata de retrógradas progres perfumadas en naftalina, en modo alguno están ayudando a los animales no humanos, sino a si mismas, a dormir con la conciencia tranquila. La industria de la muerte las ha absorbido, para continuar vendiéndoles cueros arrancados, cosmeticos con los que aullaron millones de animales, sangre con pus exprimidas de ubres (sangre para cuya extracción murieron bebés bovinos), y menstruaciones de aves encarceladas entre estrechas rejas. Resumiendo: muerte, tortura, esclavitud y carne en estado líquido.


            Podria decir que el veganismo por si mismo es una solución, pero tampoco ello es cierto, porque la industria de la muerte, asociada a la corrupción y a la delincuencia ( ¿ nos escandaliza ese comportamiento por parte de gente que vive de la muerte? ), encuentra las vías para seguir siendo financiada por dinero público. Entonces el boicot económico del vegetarianismo y veganismo quizás han encarecido y complicado los metodos de matanza, pero en modo alguno ha repercutido en el precio de los productos animales, como podriamos suponer, porque gracias a las ayudas estatales, subvenciones, compensaciones de pérdidas y externalización de costos, resulta ser que las veganas y vegetarianas seguimos pagando indirectamente a la industria de la muerte. Esto resulta especialmente grave en los tiempos actuales de recesión económica, incluso por encima de necesidades realmente basicas como la salud o la educación. El sistema esta diseñado de tal manera que sólo se ha modificado el formato, pero no la esencia ni el número de los crímenes, es más, ha sido contraproducente vista la inmensidad de la masacre.


            El regalo de la liberación animal a la naturaleza ( más que un regalo, una deuda, un acto de justícia real ), debe hacer mucho más de lo que hace. El caramelo del bienestarismo es un dulce envenenado que se hace amargo a las que nos resistimos a caer en el simplismo de la ingenuidad. No se trata de ver más sino de ver mejor.


            Desde el punto de vista ético sin dudar el veganismo es una actitud justa e ineludible, pero dadas las circuntancias se trata sólamente de un principio: hay que ir más alla, hay que involucrarse para derrocar la civilización especista. Consiguiendo que esa esterilización e higienización social del dolor y de la muerte -consistente en ocultárnosla pero no en erradicarlos-, deje realmente de suceder. La única manera de conseguir cesar el utilitarismo es dejar de producir animales para cualquiera de los (ab)usos, pretextos, coartadas, argucias, caprichos o falsas necesidades de la población. La civilización humana y el humanismo están exigiendo un cambio social sin precedentes históricos, aquel consistente en un altruismo real basado en el regalo sin beneficios personales, un regalo que precisamente no cuesta nada, es gratuito y simple, no consistente en hacer sino en dejar de hacerlo, dejar de considerar a los animales como algo que sirve para algo. Los animales no servimos para nada, sino que estamos por estar, porque esta bien que estemos.



               


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