“Inmediatamente después de disparar, se introducirá por el orificio hecho
por el émbolo o bala, una caña o pedazo de alambre
resistente, moviéndolo vigorosamente hacia dentro y hacia fuera, para asegurar
la destrucción de centros
nerviosos antes del degüello”.
Sacrificio
eutanásico de los animales. U.F.A.W.
AUTÉNTICOS REGALOS
El
regalo no alberga como finalidad satisfacer a la dadora. El obsequiar es una
acción dirigida a satisfacer a otra, no a hacernos sentir bien por el éxito de
la dadiva, es por eso que el regalo debe ser interesante o generoso exclusivamente
para quien lo recibe, aunque pueda secundariamente causar placer a quien lo
hace. A menudo sin embargo, los obsequios están hechos con intenciones egoistas
de mostrar la posición económica de quien regala, la posición moral o su
originalidad, del mismo modo sucede a veces en la lucha animalista, que no esta
dirigida en algunos campos a la liberación animal sino a apaciguar la
conciencia de quienes dicen ayudar a los animales no humanos.
Un
ejemplo peligroso es el de la muerte humanitaria, el sacrificio rápido e
indoloro, aludiendo un supuesto interes del animal en morir con dulzura en lugar
de, simplemente, no morir.
No
me cabe la menor duda de que en la teoría la muerte hoy día de muchos animales
engloba una reducción notable del dolor en comparación a ayer, cuando la muerte
de los animales no humanos representaba un sufrimiento inimaginable. La
dimensión del dolor animal en la historia no cabe en un texto. Pero por otro
lado no me cabe duda de la notable falibilidad de dichas actuaciones, la
supuesta benignidad de los métodos actuales de asesinato de animales no humanos
de consumo han supuesto una relajación sustancial de la moral ciudadana en este
tema, convencida de las mentiras de la industria alimentaria, que nos muestra
animales felices y muertes dulces, y que no tienen otro fin que el de evitar
indigestiones en la clientela.
Lo
sabe cualquiera que se acerque un poco al mundo de la cria de animales: nada
mas falso para los intereses antiespecistas que el bienestarismo. Más bien
diria que es un pacto entre asesinas activas y asesinas pasivas, con eco en las
ingenuas convencidas de que bastara un cambio superficial de la situación de
los animales no humanos para conseguir un ambiente respirable. Ingenuas ( a
falta de otro nombre mas cruel ) convencidas de que el vegetarianismo ayuda a
los animales, en lugar de prolongar su agonía. Basta enunciar que jamás la
cifra de animales nacidos,engordados y matados para carne, pieles, testado,
entretenimiento, vestimenta u otros caprichos ha sido tan ingente en el planeta
humano. Los derechos para los animales, simplemente no existen si no hablamos
de abolicionismo. Digamoslo sin miedo, de prohibir.
La
lugger era un arma ligera diseñada y producida para el Ejército
Nacionalsocialista Alemán, llevada por los mandos por su ligereza y practicidad
en los tiros a corta distancia, sin recular demasiado, aunque tenía el problema
que se encasquillaba a menudo. Un arma delicada. Algo así sucede con las
cuchillas al rojo con que se le amputan las bocas a los jóvenes pollos de cría
en granjas. A estas aves les son amputados los picos -y a veces las lenguas-
con cuchillas al rojo, pero a razón de varios cientos por hora, evidentemente
lo afilado de la hoja pierde eficacia como las lugger, e incluso puede
mellarse, en esos casos la trabajadora ( una completa estúpida como suele
suceder ), continua amputando hasta que decide darse cuenta de que “los picos
no quedan bien”, es decir, con jirones, aplastados, y provocando un aún más
intenso dolor en los polluelos. Muchos mueren de infecciones tras las
mutilaciones, en las naves de engorde o en las jaulas de poneduria de huevos.
Existen millones de personas varadas
en el vegetarianismo. Independientemente de si se sienten o no mejores personas
o si se trata de retrógradas progres perfumadas en naftalina, en modo alguno
están ayudando a los animales no humanos, sino a si mismas, a dormir con la
conciencia tranquila. La industria de la muerte las ha absorbido, para
continuar vendiéndoles cueros arrancados, cosmeticos con los que aullaron
millones de animales, sangre con pus exprimidas de ubres (sangre para cuya extracción
murieron bebés bovinos), y menstruaciones de aves encarceladas entre estrechas
rejas. Resumiendo: muerte, tortura, esclavitud y carne en estado líquido.
Podria decir que el veganismo por si
mismo es una solución, pero tampoco ello es cierto, porque la industria de la
muerte, asociada a la corrupción y a la delincuencia ( ¿ nos escandaliza ese
comportamiento por parte de gente que vive de la muerte? ), encuentra las vías
para seguir siendo financiada por dinero público. Entonces el boicot económico
del vegetarianismo y veganismo quizás han encarecido y complicado
los metodos de matanza, pero en modo alguno ha repercutido en el precio de los
productos animales, como podriamos suponer, porque gracias a las ayudas
estatales, subvenciones, compensaciones de pérdidas y externalización de
costos, resulta ser que las veganas y vegetarianas seguimos pagando
indirectamente a la industria de la muerte. Esto resulta especialmente grave en
los tiempos actuales de recesión económica, incluso por encima de necesidades
realmente basicas como la salud o la educación. El sistema esta diseñado de tal
manera que sólo se ha modificado el formato, pero no la esencia ni el número de
los crímenes, es más, ha sido contraproducente vista la inmensidad de la
masacre.
El regalo de la liberación animal a
la naturaleza ( más que un regalo, una deuda, un acto de justícia real ), debe
hacer mucho más de lo que hace. El caramelo del bienestarismo es un dulce
envenenado que se hace amargo a las que nos resistimos a caer en el simplismo
de la ingenuidad. No se trata de ver más sino de ver mejor.
Desde el punto de vista ético sin
dudar el veganismo es una actitud justa e ineludible, pero dadas las
circuntancias se trata sólamente de un principio: hay que ir más alla, hay que
involucrarse para derrocar la civilización especista. Consiguiendo que esa
esterilización e higienización social del dolor y de la muerte -consistente en
ocultárnosla pero no en erradicarlos-, deje realmente de suceder. La única
manera de conseguir cesar el utilitarismo es dejar de producir animales para
cualquiera de los (ab)usos, pretextos, coartadas, argucias, caprichos o falsas
necesidades de la población. La civilización humana y el humanismo están
exigiendo un cambio social sin precedentes históricos, aquel consistente en un
altruismo real basado en el regalo sin beneficios personales, un regalo que
precisamente no cuesta nada, es gratuito y simple, no consistente en hacer sino
en dejar de hacerlo, dejar de considerar a los animales como algo que sirve
para algo. Los animales no servimos para nada, sino que estamos por estar,
porque esta bien que estemos.
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