¿
Pienso, luego existo ?. Quizás también. Pero... ¿ dudo, luego
existo ?, ¿ yerro, luego existo ?, ¿ defeco, luego existo ?. ¿ Por
qué no ?. Nada más fehaciente de mi vida que mi propia mierda.
Muchos son los actos con que corroboramos nuestra permanenecia en la
existencia, nuestro estar y nuestro ser, de modo que obsesionarse por
el pensar, por el intelecto, no es más que la siguiente muestra de
antropocentrismo, que basa la vida en la humanidad. Sugiriendo o
afirmando que el mejor modo -si no el único-, de existir es
pensando. Patético. Irracional, precisamente.
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