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sábado, 23 de diciembre de 2017

DEPENDE DE TÍ TAMBIÉN




“-¿Quiere usted bolsa?, -Sí por favor, tres”. Los pepinos chilenos que entran en ellas están envasados individualmente con una película transparente y brillante, así como las botellas de agua en que hasta la etiqueta es plástica. Los tomates africanos en bolsa ligera que se rompe tras un sólo uso, como las patatas chinas, las lonchas de queso separadas una a una por una lámina de plástico y empaquetadas en otro envase, la carne fileteada, los cartones de leche y vino, las cervezas en latas de aluminio, los panecillos... todo perfectamente separado por filas y filas de ubícuo plástico finísimo, de usar y tirar. La pesadilla de cualquier persona con una mínima conciencia ecologista. En fila índia, una tras otra, repartidas por cientos de miles de supermercados y tiendas del planeta, por cientos de millones. Nuestro “primer” mundo ostenta su podio en la falta de escrúpulos y el despilfarro. Ojalá fueramos tan rápido soltando privilegios como abrazándolos.

Cada año en el archipiélago de Las Galápagos, la isla La Española recoge para nidificar a la casi totalidad de la población mundial de albatros, 12.000 parejas, 24.000 personas. Tras meses en el aire, durmiendo y alimentándose, la hembra y el macho de esta especie sincronizan sus relojes biológicos para reencontrarse. La misma pareja monógama de por vida, vuelve a la cita puntualmente durante unas semanas, tras vivir separadas el resto del año. El amor los reclama a miles de kilómetros, para romper sus celibatos y su navegar aéreo, procrear y darle al mundo un sólo pollo. La vida tiene sus exigencias. Entonces, emocionadas como niñas, danzan una frente a la otra en la ceremonia del delirio, entrechocando sus picos dulcemente, mirándose desde y hasta el fondo de sus enormes ojos licuosos, gritando enfebrecidas de felicidad y alzándose y descendiendo en un baile hermoso. Es como un cortejo con alguien a quien no tienes que enamorar, sin la presión de la duda, sin el desprestigio de la incertidumbre, con la pura felicidad de encontrarse y estar.

Para producir un sólo kilo de carne es preciso el equivalente a una piscina de agua. La ciudad catalana de Barcelona presume oficialmente de reciclar el 50 % de sus residuos urbanos, aunque hablando con trabajadoras sabemos que apenas llega al 30 %, todo lo demás es combustible de cementeras, enterrado bajo tierra o enviado a diversos puntos geográficos del mundo para su desguace o para ser quemado al aire libre. No importa, incluso si todos los residuos domésticos generados por el ser humano se recuperaran al 100 % en todo el mundo, ello supondría la solución del problema en apenas un 5 % a escala global, debido a que es la industria y los empaquetados las responsables de la masiva tala de bosques para celulosa y la causante de que TODAS las aguas de TODOS los océanos y mares del mundo estén infestadas de micropartículas de plástico, de los millones de toneladas de él que el sistema consumista arroja a los vertederos del mundo. Las micro y macropartículas, accidentalmente, son parte de la dieta de muchas aves marinas, quelonios, peces, cetáceos, y otras familias que se alimentan parcialmente de ellas y les provocan afecciones digestivas letales.

Los albatros miden hasta tres metros de envergadura, son unas aves inmensas y viven 60 o 70 años, muy longevas para ser pájaros. Alzan el vuelo por primera vez tras la época de pollos, y apenas tocan el aire detienen su aleteo para dejar que el viento los sostenga, como semillas. Salen al mar sin experiencia ni educación al respecto, enseguida saben que es su verdadera casa y no vuelven hasta cinco años después al mismo lugar donde nacieron, con objeto de buscar pareja. Suspendidos en el aire como vapor o lluvia inconsistente, pueden volar durante días sin posarse en tierra, consumiendo tan poca energia que incluso duermen en el aire, volando. Quizás duerman soñando las nubes del mejor modo posible: siendo nube.

Cientos de miles, y seguramente millones, de personas humanas cada día en las grandes y pequeñas ciudades del mundo, recogen de los contenedores de deshechos miles de toneladas de lo que el capitalismo ha considerado basura. Son objetos y comida en estado de uso y consumo que acaban despilfarrados por la doctrina desquiciada del “usar y tirar”. Realizan una labor social y ecológica sin parangón, permitiéndoles sobrevivir. Sin este trabajo formarían parte de la lista de muertas que el sistema económico terrorista que nos domina. La basura no existe, como no existe la inferioridad ni superioridad racial o específica ni el género. La basura en la naturaleza es ciclos y todo sirve para algo. Cuando veáis a recogedores de basura por vuestras ciudades, agradecédles su trabajo. Encerradas en nuestro artificio vital es cuando la fortaleza se hace cárcel y también sentencia.

Los albatros son excelentes pescadores, su dieta es también oportunista, por tanto comen restos de capturas arrojados por los barcos de pesca, calamares muertos e incluso cogen cebos de pesca de palangre y acaban muriendo con los enormes anzuelos clavados en sus gargantas, o ahogados enredados en las redes. Las parejas alimentan a su única querida y valiosísima cría con esas capturas, que incluyen trozos de plástico, mecheros, tapones de botellas, y muy diversos objetos que las adultas confunden fatalmente con comida. Muchos pollos muertos han sido hallados en las colonias de cría, con los vientres llenos de basura humana, que no pudieron digerir y que los mató de hambre. Saciados por inerte plástico.


El miedo de los dinosaurios se llamó meteorito, como el de la biodiversidad se llama Ser Humano, pero los dinosaurios no crearon al meterorito. Seamos tan generosas exigiendo nuestros derechos, como otorgándolos a las demás. La riqueza no es poseer, sino no necesitar. No necesitamos ni una décima parte de lo que compramos. Cada día de extracción y prospección de depósitos petrolíferos o bolsas de gas, despilfarro de celulosa, transportes de mercancías y turismo, explotación de suelo fértil para superproducción de comida, cada día de crecimiento económico a costa del planeta supone la matanza de billones de animales no humanos y ejemplares únicos de flora. Cada día. Centrarse únicamente en el veganismo, que protege apenas a un centenar de especies, es de una miopía profunda. El planeta nos está exigiendo el decrecimiento inmediato del progreso económico y la implantación de la renuncia como modo de salvar y salvarnos. Cualquier acto en otra dirección será la sentencia de muerte para millones de especies. La especie humana sólo se enmendará comportándose como los demás animales. El método de conservación natural más eficaz del mundo es acabar con el capitalismo. Desnudad al ser humano de expectativas y mística y quedará la carne temblorosa, frágil, como la de los sublimes albatros.





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