“-¿Quiere
usted bolsa?, -Sí por favor, tres”. Los pepinos chilenos que
entran en ellas están envasados individualmente con una película
transparente y brillante, así como las botellas de agua en que hasta
la etiqueta es plástica. Los tomates africanos en bolsa ligera que
se rompe tras un sólo uso, como las patatas chinas, las lonchas de
queso separadas una a una por una lámina de plástico y empaquetadas
en otro envase, la carne fileteada, los cartones de leche y vino, las
cervezas en latas de aluminio, los panecillos... todo perfectamente
separado por filas y filas de ubícuo plástico finísimo, de usar y tirar.
La pesadilla de cualquier persona con una mínima conciencia
ecologista. En fila índia, una tras otra, repartidas por cientos de
miles de supermercados y tiendas del planeta, por cientos de
millones. Nuestro “primer” mundo ostenta su podio en la falta de
escrúpulos y el despilfarro. Ojalá fueramos tan rápido soltando
privilegios como abrazándolos.
Cada
año en el archipiélago de Las Galápagos, la isla La Española
recoge para nidificar a la casi totalidad de la población mundial de
albatros, 12.000 parejas, 24.000 personas.
Tras meses en el aire, durmiendo y alimentándose, la hembra y el
macho de esta especie sincronizan sus relojes biológicos para
reencontrarse. La misma pareja monógama de por vida, vuelve a la
cita puntualmente durante unas semanas, tras vivir separadas el resto
del año. El amor los reclama a miles de kilómetros, para romper sus
celibatos y su navegar aéreo, procrear y darle al mundo un sólo
pollo. La vida tiene sus exigencias. Entonces, emocionadas
como niñas, danzan una frente a la otra en
la ceremonia del delirio, entrechocando sus picos dulcemente,
mirándose desde y hasta el fondo de sus enormes ojos licuosos,
gritando enfebrecidas de felicidad y alzándose y descendiendo en un
baile hermoso. Es como un cortejo con alguien a quien no tienes que
enamorar, sin la
presión de la duda, sin el desprestigio de la incertidumbre, con
la pura felicidad de encontrarse y
estar.
Para
producir un sólo kilo de carne es preciso el equivalente a una
piscina de agua. La ciudad catalana de
Barcelona presume oficialmente de reciclar el 50 % de sus residuos
urbanos, aunque hablando con trabajadoras
sabemos que
apenas llega al
30 %, todo lo demás es combustible de cementeras, enterrado bajo
tierra o enviado a diversos puntos geográficos del mundo para su
desguace o para ser quemado al aire libre. No importa, incluso
si todos los
residuos domésticos generados por el ser humano se recuperaran al
100 % en todo el mundo, ello supondría la
solución del problema en apenas un
5 % a escala global, debido a que
es la industria y los empaquetados las responsables de la masiva tala
de bosques para celulosa y la causante de que TODAS las aguas de
TODOS los océanos y mares del mundo estén infestadas de
micropartículas de plástico, de los
millones de toneladas de él que el sistema
consumista arroja a los
vertederos del mundo. Las
micro y macropartículas,
accidentalmente, son parte de la dieta de muchas aves marinas,
quelonios, peces, cetáceos, y otras familias que se alimentan
parcialmente de ellas y les provocan afecciones digestivas letales.
Los
albatros miden hasta tres metros de envergadura, son
unas aves inmensas y viven 60 o 70
años,
muy longevas para ser pájaros.
Alzan el vuelo por
primera vez tras la época de pollos, y
apenas tocan el aire detienen su aleteo
para dejar
que el viento los sostenga, como semillas. Salen
al mar sin experiencia ni educación al
respecto, enseguida saben que es su
verdadera casa y no vuelven hasta
cinco años
después al mismo
lugar donde nacieron, con objeto de
buscar pareja.
Suspendidos en el aire como
vapor o lluvia
inconsistente, pueden volar durante días
sin posarse en tierra,
consumiendo tan poca
energia que incluso duermen
en el aire, volando. Quizás
duerman soñando
las nubes del mejor modo posible: siendo nube.
Cientos
de miles, y seguramente millones, de personas humanas
cada día en las grandes y pequeñas
ciudades del mundo, recogen de los contenedores de deshechos
miles de toneladas de lo que el capitalismo
ha considerado basura. Son objetos y comida en estado de uso y
consumo que acaban despilfarrados por la doctrina desquiciada del
“usar y tirar”. Realizan una labor social y ecológica sin
parangón, permitiéndoles sobrevivir. Sin este trabajo formarían
parte de la lista de muertas que el sistema
económico terrorista que nos domina. La basura no existe, como no
existe la inferioridad ni superioridad racial o específica ni el
género. La basura en la naturaleza es ciclos y todo sirve para algo.
Cuando veáis
a recogedores de basura por vuestras ciudades, agradecédles su
trabajo. Encerradas en
nuestro artificio vital es
cuando la fortaleza se hace cárcel
y también sentencia.
Los
albatros son excelentes pescadores, su dieta es también
oportunista, por tanto comen restos de
capturas arrojados por
los barcos de pesca, calamares muertos e
incluso cogen cebos de pesca de palangre y acaban muriendo con los
enormes anzuelos
clavados en sus gargantas, o ahogados
enredados en las redes. Las
parejas alimentan a su única querida
y valiosísima
cría con esas capturas, que incluyen
trozos de plástico, mecheros, tapones
de botellas, y muy diversos objetos que las
adultas confunden fatalmente con comida.
Muchos pollos muertos
han sido hallados en las colonias de cría,
con los vientres llenos de basura humana, que no pudieron digerir y
que los mató de hambre. Saciados por
inerte plástico.
El
miedo de los dinosaurios se llamó meteorito, como el de la
biodiversidad se llama Ser Humano, pero los
dinosaurios no crearon al meterorito.
Seamos tan generosas exigiendo nuestros
derechos, como otorgándolos a las demás. La
riqueza no es
poseer, sino no necesitar. No necesitamos
ni una décima parte de lo que compramos. Cada
día de
extracción y prospección de depósitos petrolíferos o bolsas de
gas, despilfarro de celulosa, transportes
de mercancías y turismo,
explotación de suelo fértil para
superproducción de comida, cada día
de crecimiento económico a costa del
planeta supone la matanza de billones de animales no humanos y
ejemplares únicos de flora. Cada día. Centrarse únicamente
en el veganismo, que protege apenas a un
centenar de especies, es de una miopía profunda. El planeta nos está
exigiendo el decrecimiento inmediato del
progreso económico y la implantación de la renuncia como modo de
salvar y salvarnos. Cualquier acto en otra
dirección será la sentencia de muerte para millones de especies. La
especie humana sólo se enmendará comportándose como los demás
animales. El método de conservación natural más eficaz del
mundo es acabar con el capitalismo. Desnudad
al ser humano de expectativas y mística y quedará la carne
temblorosa, frágil, como la de los
sublimes albatros.
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