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viernes, 13 de noviembre de 2015

LA HISTORIA DE LA HUMANIDAD VISTA POR UN RATÓN




    Por lo demás y en definitiva, la historia de vuestra especie es bastante mediocre, cuando no ruinosa. Sois una especie ruidosa y maloliente, amante de los cementerios y los desiertos.

    Os emociona el advenimiento del sábado, buscando con afán el verso eterno o la melodía entrañable que os convalide acaso de una bien merecida mortalidad. Sin encontrarlas, claro. Nosotros los ratones, tendremos siempre agujeritos donde meternos, camitas de heno tras resquicios impracticables en los que acurrucarnos a frotar nuestras suaves orejitas contra unos mofletes deliciosos. Mientrastanto perversas, disponeis infames cepos de resorte y crueles ligas adhesivas, donde morirnos de hambre y terror, como parte de lo que llamais vuestra gloriosa historia.
    La gloria depredadora, la gloria de quien mata. !Ah!, sí... esa patética gloria...

    Cierto es, que nos matan los gatos que secuestrásteis del sur como una plaga, pero el temblor de nuestro miedo y nuestro metabolismo acelerado conjuga la palabra ternura con mucha más elocuencia que vuestro más certero alfabeto. La historia de vuestra especie es lamentable y deprimente, por eso movemos el rabito y os enseñamos el culo antes de desaparecer en un santiamén, y nuestros ojos negros como deambuladas noches pequeñitas, os miran inquietos desde los rincones, desde las penumbras, atentos a la miga olvidada, al plato mal rebañado, para salir a limpiar vuestra suciedad y a boicotear vuestra codicia.

    Patitas ligeras tamborilean a toda velocidad resiguiendo los rodapiés y los alféizares, escudriñando fondos de armario, haciendo nidos aquí y allá, mientras vosotras vais a la Luna, buscáis agua en Marte y deforestáis el mundo. Alguien ha tirado el vaso de la mesa en plena noche, hemos sido nosotros. Mientras malgastáis la vida buscando el santo grial, nosotros amamos a nuestras hijas.

    Nosotros los ratones, amamos a nuestras hijas, las enseñamos el arte de hacer confortables dormideros, de deslizarse en el silencio, el perfume de los bocados sabrosos, la temperatura ideal y la depurada técnica del pelo suave, o la cautela como forma de vida... Vosotras mandáis a vuestras hijas a escuelas de castración, donde aprendan el sometimiento y el gesto elegante, para obligarlas luego sin piedad a la esclavitud de una vida calculada, una tristeza con la sonrisa pintada, un desamor voluntario, una jornada de trabajo y a todas las enfermedades de vuestro exceso. Sin lugar a dudas, las ratonas somos mejores madres.

    Por lo demas y en definitiva, la historia de vuestra especie es bastante mediocre, vista desde aquí abajo, desde la sombra, desde la objetividad, desde cerquita de la tierra. No es nada personal, a esta altura, todas las especies estan de acuerdo con nosotras.

    Llevamos millones de años corriendo veloces entre la hierba, asaltamos vuestros avariciosos graneros desde que aparecisteis ayer en el vecindario, nos trituran vuestras cosechadoras, sí, pero seguimos aquí, impartiendo la lección de la vida a quien de vosotras quiera aprenderla. Somos los ratones, a medio camino entre el insecto y el mamifero, ente el colibrí y la vaca, con treintaiochogrados de temperatura y el hocico más adorable del mundo. Vuestra belleza no representa el más minimo desafio a la nuestra, vuestra pureza jamás alcanzara la nuestra. Estamos tras las paredes, dormimos cuando monopolizáis la casa, hechos un dulce ovillo que se hincha y deshincha delicadamente con nuestra respiración, pero la noche nos pertenece.

    Somos los ratones, jamás podreis exterminarnos, nuestra belleza es infinitamente superior a la vuestra.

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